1. Mela-Parte V

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1. Mela-Parte V

-Te necesito-exclama él tomándome con más fuerza de la cintura antes de tumbarme en la cama. Quedando encima de mío.

-No sabes cuánto soñé con este momento.

-Pídemelo-exige envistiéndome y maldigo que su pantalón sea una barra entre nosotros-. Pídemelo.

Gimo y me retuerzo en la cama ante otra envestida.

-Cornelio...

-Pídemelo.

- ¡Cógeme, Cornelio!

Una sonrisa ladeada llena de maldad y deseo se abre camino en su rostro, haciéndome experimentar una sensación de emoción que nunca antes he sentido en todo el cuerpo en mi corta vida. Observo fascinada como se relame los labios antes de besarme la barbilla, descendiendo lentamente por mi cuello, donde se toma todo el tiempo del mundo para tortúrenme con besos, mordidas y pequeñas lamidas que menguan el ardor de su pasión.

-Ah... Cornelio-murmuro en una nube de placer-. Me vas a... matar.

-Esa es la idea-lo escucho articular lamiéndome con pereza el hueco en mi garganta, para luego, sentir como con la punta de su lengua desciende hasta el inicio de mis pechos-Hola chicas, ¿Están listas para la fiesta?

¡Oh por todos los santos! Cornelio Berlusconi le acaba de hablar a mis pechos. Tiro la cabeza hacia atrás cuando sin esperarlo rasga el babydoll, dejando expuestos solo mis pechos. El corazón me late como loco al verlo agachar la cabeza y cubrir con su boca mi pezón rosado.

- ¡Ah!

El grito retumba en todo la habitación silenciosa, salvo por los ruedos de la boca de Cornelia al chuparme con fuerza los pezones, como sus gruñidos y palabras entrecortadas que larga contra mis pechos.

-Mela-me lame-. Si-me muerde-, te queda el apodo. Dulce, tierna, deliciosa...-me mira a los ojos-...y sobre todo, jugosa. Como una manzana.

Trago. Mi espalda se arquea. Su lengua me recorre los senos. Mis entrañas se hacen líquido. Su tacto me enciende. Todo él, me vuelve loca.

-Cornelio-murmuro llevando mis manos a la hebilla de su pantalón.

-No-dice cortante incorporándose. Me muerdo el labio inferior cuando se quita muy lentamente la camisa-
. Tenemos todo el tiempo del mundo, y como lo tenemos, quiero saborearte, hacerte perder la cabeza y quiero hacerte el amor bien duro.

Mi respiración se corta antes tales palabras, como ante el espectáculo de verlo quitarse la camisa lentamente. No puedo quedarme quieta, necesito lamer uno por uno esa sabrosa tabla cuadriculada que posee de abdomen.
Me siento en la cama, y antes de que proteste, lame unos de esos deliciosos cuadraditos escuchando un gemido gutural al morder la piel sensible de su ombligo. ¿Quién dijo que solo a las mujeres nos gusta que nos muerda el ombligo?

Ja. Pues a este hombre le gusta y a mi... me encanta la manera en que se rinde, mientras sin que se dé cuenta, desabrocho su pantalón liberando ese delicioso miembro alzado como una flecha, que no tardo en llevármelo a la boca.

- ¡Oh, por dios!

Deslizo mi lengua por toda su longitud escuchando cada delicioso gemido, como aquella vez en la playa, y mientas lo envuelvo con mi boca, no me pierdo de su expresión deliciosa de ojos cerrados. Sé está controlando.

Pero ¿Por cuánto?

Lo escucho gemir cuando acelero el ritmo, pero, en un movimiento que no advierto, me tomo del cabello dejando mi cabeza quieta sacando su miembro viril. Nuestras miradas se chocan, notando sus pupilas oscuras totalmente dilatadas y una sonrisa que lo dice todo.

Entreabro la boca cuando inclina sus caderas y la punta de su pene me rosa los labios. Me los relamo al sentir su deseo en ellos. Una vez más se inclina y con la punta de mi lengua lamo su glande haciéndolo contener un gemido. Nuevamente se inclina, y es ahí, cuando abro por completo mi boca para que entre.

Su mandíbula se marca y sus ojos se cierran, hasta que larga un suspiro y empieza a mover sus caderas con mi cabeza quieta. Nunca nadie me había follado la boca hasta ahora. Ni siquiera el idiota de mi ex.

Deslizo mis manos por su trasero duro mientas entra y sale de mi boca con rapidez. Se siente algo incómodo, pero no quiero que pare. Un gemido ronco llena la habitación como su deseo mi boca, deslizandose un par de gotitas por mi barbilla.

-Sos el primero que me lo hace así
-comento limpiándome. Y luego su miembro aun alzado-Sabes rico ¿Te lo han dicho antes?

- ¿Y a ti?

- ¿Eh?

Me toma por sorpresa cuando me tira de espaldas en la cama y me arranca la única prenda que posea, quedando totalmente desnuda. Sin mucha ceremonia y aun atónita, me separa las piernas y cae desplomado al suelo...

LAS MEDIAS DE RED [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora