Sabela
Otra vez no, por favor. No puede ser que Sabela intente otro acercamiento conmigo para después rechazarme de nuevo. No lo soportaría. Ella continúa con su avance, pero la freno.
—Sabela, para por favor —le pido.
—¿Por qué? ¿No quieres?
—Ya sabes que quiero, pero no creo que pudiera resistir que te arrepientas y te frenes una vez más.
Ella se separa de mí unos centímetros.
—Entiendo lo que me dices, pero esta vez quiero llegar al final contigo.
—No dudo de que un principio lo desees, sin embargo, al final te acabarás arrepintiendo.
—Te juro que esta vez será diferente. Pruébame.
La seguridad en su expresión me hace albergar la esperanza de que tal vez así sea. Me acerco a mi hermana y agarro su rostro con mis manos.
—¿Estás totalmente segura de que esto es lo que quieres hacer?
—Sí —afirma—. Quiero estar contigo, Jacobo.
No necesito más motivación para pegar mis labios a los suyos con ferocidad.
Gimo al notar su lengua dentro de mi boca. La sensación resulta tan caliente que me abrasa las entrañas. Con tan solo un beso, todo mi cuerpo arde de anhelo por ella.
Nuestras bocas juguetean, se buscan, se revuelven sin vergüenza alguna. Luchan por enredarse entre ellas sin descanso. Con mis manos, acaricio los pechos de mi hermana por encima de la ropa, masajeándolos casi sin delicadeza. Ella no se queja.
Sabela desliza las manos por mi espalda hasta que se detienen en mi trasero. Abarca mi culo con sus palmas y me aprieta. Dios, que sensación tan increíble. Es la primera vez que ella me toca de esta forma y no quiero que este momento se termine jamás.
Introduce sus manos por dentro de mi camiseta, paseándose por mis abdominales y mi pecho. Me separo unos instantes y me la quito por encima de la cabeza.
Volvemos a besarnos hasta que caemos juntos encima de la cama. Se ríe de puro gozo y eso me encanta. Sin apartar sus ojos de los míos, desabrocha uno a uno los botones de su camisa. Me desespera y me provoca al mismo tiempo su lentitud. Tira al suelo la prenda de cualquier forma y me pregunta, acariciándose los pechos por encima del sujetador:
—¿Te gusta?
—¿El sujetador o tú? —sonrío con picardía.
—Ambas cosas.
—Me gustas más sin él puesto.
Lleva sus manos hacia la espalda y lo abre. Lo desliza por sus brazos y me quedo extasiado ante la visión de sus preciosos senos. Señalan hacia mí, firmes y erguidos, de piel clara y ni muy grandes, ni muy pequeños. Son perfectos para acunar entre mis manos. Nunca hasta ahora los había contemplado y me quedo sin palabras al ver la actitud con la que ella se ofrece para mí.
—Chúpamelos —me pide y se recuesta de nuevo.
Sus deseos son órdenes para mí. Me coloco encima de ella y llevo mis manos hasta sus senos, cerrandolas a su alrededor y masajeándolas, pero en esta ocasión, con mucha más delicadeza que antes. Sabela arquea su espalda ligeramente cuando lo hago.
—Qué bien se siente esto... —dice.
—Y mucho mejor que te vas a sentir ahora.
Llevo mi boca a sus pezones. Los succiono sin descanso, haciendo círculos alrededor de ellos. Sabela se vuelve loca con mis lamidas. Cuando dejo de torturarlos, me deslizo por su abdomen. Sigo lamiéndola hacia abajo, repartiendo besos húmedos hasta llegar a su ombligo.
![](https://img.wattpad.com/cover/251174564-288-k878484.jpg)
ESTÁS LEYENDO
ALGO NUESTRO
RomanceSabela Ulloa viaja desde Pontevedra hasta Ribadavia, un pueblo situado en la comarca del ribeiro ourensano, para buscar a su verdadera familia. Sin embargo, solo encuentra a Jacobo Quiroga, su hermano mayor. Un hombre taciturno, de fuerte carácter...