Sabela
Por tercera vez consecutiva en un mismo mes, me encuentro delante del taller de mi hermano, debatiéndome conmigo misma si entrar o no.
Después de lo que ocurrió la última vez que estuve aquí, he dejado pasar unos cuantos días antes de volver a buscarle.
Tal y como me prometí a mi misma, no voy a rendirme con él. Voy a luchar por su cariño y su amistad. Espero que no me responda con una tontería ante lo que tengo que proponerle. Es una idea que lleva rondándome varios días en la cabeza y creo que puede servir para acercarnos un poco más. Al menos eso espero.
Me adentro en el garaje y lo primero que escucho es la música metal que siempre lo acompaña. Cierro la puerta corredera y veo que Jacobo está debajo de un coche, arreglándolo. Todavía no me ha visto por lo que no ha reparado en mi presencia.
Me quedo observándole durante unos instantes y sonrío con cariño. Pienso en lo que me hubiera gustado que nos criásemos juntos. Seguramente habría compartido conmigo su pasión por los coches.
Cuando sale de debajo del vehículo y se incorpora, se queda mirándome como si hubiera visto a alguien muy desagradable. Sus ojos se contraen y las facciones de su rostro se vuelven mucho más duras.
—¿Otra vez aquí? —me pregunta.
—No te vas a librar tan fácilmente de mi —le respondo.
Jacobo se dirige a la nevera que tiene en el garaje y abre una lata de cerveza. De todas las veces que le he visto, casi siempre se estaba bebiendo una. Pienso para mí misma que no debería beber tanto. Obviamente no se lo digo porque no quiero que me suelte cualquier impertinencia.
—Ya te puedes ir por dónde has venido. Estoy ocupado —vuelve a decirme.
—Ya veo que estás ocupado, pero no te quitaré mucho tiempo.
Sonrío con amabilidad.
Cuando estaba estudiando la carrera, aprendí que una de las mejores formas de acercarse a alguien problemático es la sonrisa. He podido comprobarlo en estos años que llevo ejerciendo mi profesión.
Y tengo esperanzas de que con mi hermano también ayude.
—¿De qué te estás riendo? —me suelta.
—De nada, Jacobo. Sólo quería ser agradable.
—O carallo, Sabela. Guárdate tu sonrisa porque esos trucos no funcionan conmigo. Ya te dije que te largues. Como puedes comprobar —Jacobo abarca el taller con sus brazos—, tengo mucho trabajo. No puedo perder mi tiempo contigo.
Mi hermano deja la cerveza apoyada en una esquina, se acerca a la puerta del taller y la abre. Con su gesto me da a entender que me vaya y que no lo moleste más. Sin embargo, yo la cierro y me coloco enfrente suya. No voy a irme hasta que me escuche.
—Quiero hacerte una invitación —le propongo, sin perder un ápice de mi sonrisa.
Mi propuesta debe de llamar su atención, pues percibo que su rostro se relaja y se dibuja en él una pequeña muestra de curiosidad.
—¿Una invitación? —repite—. ¿Qué clase de invitación?
—Sí. Quiero invitarte a cenar el sábado que viene a mi casa. Pienso que sería una buena ocasión para que empezásemos a romper el hielo. ¿No te parece?
—¡Esa sí que foi boa, oh! —Jacobo estalla en carcajadas—. ¿Qué pretendes? ¿Vengarte por lo que hice la última vez que estuviste aquí? ¿Vas a invitar a tus amigos pijos para ponerme en ridículo?
![](https://img.wattpad.com/cover/251174564-288-k878484.jpg)
ESTÁS LEYENDO
ALGO NUESTRO
RomanceSabela Ulloa viaja desde Pontevedra hasta Ribadavia, un pueblo situado en la comarca del ribeiro ourensano, para buscar a su verdadera familia. Sin embargo, solo encuentra a Jacobo Quiroga, su hermano mayor. Un hombre taciturno, de fuerte carácter...