Prólogo

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Louis Tomlinson

Año 2001

Johanna ese día había decidido salir a jugar un pequeño rato con Louis, su hijo. Llevaban tiempo que no podían convivir  y todo porque a su pequeño que estaba por salir de preescolar, a su corta edad de 6 años lo habían abarrotado de tareas, y como no tenía tiempo libre solo se la pasaba en sus estudios.

Había decidido llevarlo un rato al parque junto a las pequeñas fuentes y a las grandes flores que adornaban el lugar.

El pequeño se mecía de la mano de su madre y saltaba las líneas de la calle, jugando a que eran serpientes y lo morderían si llegaba a pisarlas.

Johanna sonrío al ver a su pequeño apretar sus labios gracias a el esfuerzo que estaba haciendo para no pisar a esas peligrosas serpientes. Louis levanto la mirada y encontró a su madre sonriendo, así que él imito su sonrisa dejando ver que le hacía falta un pequeño diente de leche.

La madre despeino al pequeño y lo condujo hacia una de las bancas para sentarse y poder descansar, ya que llevaban varios minutos caminando.

Louis se quejo un poco pero inmediatamente se distrajo al ver un pequeño niño en los juegos, y, pidiendo el permiso de su mamá salió corriendo hacia él para poder unirse a su juego.

Minutos después ya se encontraba llamando a su hijo, ya que era hora de irse.

El pequeño la miro con ojos suplicantes para poder quedarse un rato más y jugar con su nuevo amigo, pero al ver que su madre no estaba dispuesta a ceder se despidió de su amigo y camino hacia su madre, para luego tomarle la mano y empezar a caminar.

No habían salido de el parque aún cuando Louis se detuvo abruptamente enfrente de una tienda y se quedo maravillado viendo algo en su interior, Johanna lo miro extrañada y el chico apunto algo dentro de la tienda. Llevo la vista ahí y se encontró con un pequeño balón de fútbol y un poco más arriba de este un televisor donde se estaba proyectando uno de los partidos que se estaban llevando acabo esta temporada

-Mamá, ¿Qué es esto?- Los ojos del pequeño brillaban viendo como los jugadores se daban pases entre si, y como jugaban en equipo para poder ganar

-Es un deporte muy famoso, y se le llama fútbol. Papá y tío lo juegan a veces, ¿Lo recuerdas?

Louis asintió maravillado y siguió observando el curioso deporte

¿Cómo es que lograban meter gol?

¿Cómo hacían para que no les quitaran la pelota?

Todas esas dudas rondaban la mente de Louis, pero al parecer no podía formular ninguna respuesta coherente

-Mamá, de grande me gustaría ser un futbolero-Dice Louis mientras asiente completamente convencido

-¿Futbolero?-El ceño de Johanna se frunce y mira confundida al niño

-Sip, justo como ellos-Su manita apunta a los futbolistas, así que la madre suelta una pequeña risita y se agacha para estar a su altura

-Cariño, esos se llaman futbolistas, y estoy completamente de acuerdo en que lo seas.

-Ahhh, futbolistas. Bueno, seré el mejor futbolista del planeta-Dice mientras sonríe mostrando el hoyito que se creaba gracias a su diente faltante. Johanna sonríe con dulzura y asiente ella ahora también muy convencida.

-Serás el mejor, eso no lo dudes. Cumple tus sueños, que yo te apoyare en estos- Louis muestra su sonrisa más radiante y ahora señala el pequeño balón que también se encuentra en la tienda con un poco de timidez

-Mamá, ¿Me puedes comprar el balón?

-Cariño, lo siento, pero tendrá que ser otro día. Ya es tarde y tenemos que volver a casa.

-Pero mamá-Dice el pequeño mientras suelta la mano de su madre y cruza sus pequeños bracitos- lo necesito.

Johanna frunce el ceño y lo mira confundida

-¿Ah si? ¿Para que lo necesitas?

-¿Como planeas que sea el mejor futbolista si no tengo un balón para practicar?- Dijo mientras movía las manos tratando de mostrar la obviedad de la situación

La madre soltó una pequeña risita y asintió en total acuerdo con su pequeño hijo.

Tomó su mano y se adentraron a la tienda. Le dio un poco de dinero y le especificó como tenía que pedirlo. El niño asintió convencido y se alejo de su madre para comprar ese pequeño balón.

Johanna observo a Louis orgullosa mientras él pedía el balón justo de la forma en la que ella le había indicado.

Siempre había pensado que tenía que hacer a sus hijos independientes, ya que en algún momento ella faltaría y no tendrían a nadie que los ayudara. Y aunque aún estuviera un poco pequeño, era un niño muy inteligente, y todas las cosas que le enseñaba las usaría en el futuro.

Johanna siguió viendo a Louis tratar con la chica del recibidor, pero como le entró una llamada tuvo que contestar. Así que sin perder de vista a su hijo contesto

-¿Estoy hablando con Johanna Tomlinson?

-Si, ¿Quién la busca?

-Soy Michael del hospital general de New York. El señor Tomlinson acaba de tener un horrible accidente y se encuentra en nuestras instalaciones, creímos que querrían venir a verlo.

Primera Impresión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora