Capítulo 30

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Louis Tomlinson

Actualidad, año 2021

Tal vez ir al centro comercial había sido una mala idea. Y una pésima, considerando que era una semana antes de navidad.

Todo el mundo estaba comprando sus propios regalos, y desgraciadamente el centro comercial estaba demasiado lleno.

-Harry, creo que mejor hay que venir otro día, ¿te parece?- una risa nerviosa salió de entre los labios de Louis al ser empujado nuevamente y frunció el ceño cuando vió al rizado seguir caminando entre el mar de personas.

Okey, tal vez Louis estaba siendo un poco exagerado, pero, llevaban 5 tiendas y Harry aún no encontraba el regalo "perfecto" para Niall, lo que, en consecuencia, ocasionaba que no hubieran encontrado regalos para nadie más.

Sus brazos ya lo estaban matando. Sí, podía ser futbolista, uno genial, pero su fuerza estaba en las piernas, no en los brazos, y tener que cargar con su peso gracias a las muletas era un tanto pesado.

-Harreeh, por favor, ¿quieres una nieve? Yo las compro, pero déjame descansar- El quejido que hizo ocasionó que el rizado volteara divertido, y el ojiazul al ver la aceptación de Harry caminó rápidamente (o lo más rápido que le permitían sus muletas) y se dirigió hacia la heladería que habían visto apenas unas tiendas antes, con un Harry muy entretenido por detrás.

Cuando por fin llegaron a las mesas de la heladería Louis se sentó y apoyó la cabeza en la mesa enfrente de él.

-No seas tan exagerado Lou, solo hemos caminado un poco- Harry se sentó justo enfrente de él, y al ver que Louis soltaba un gruñido, una pequeña risa escapó de entre los labios del rizado.

-Claro, como tú no eres el que trae las muletas. Pero, Hazza, que te parece si le decimos a Nathan que venga por las cosas y solo decimos que nosotros las compramos, sería mucho más fácil- Una sonrisa apareció en la boca de Louis, pero decayó rápidamente al ver la cara de Harry.

Nathan era el guardaespaldas de Louis, que, obviamente, los seguía a todos lados. Justo ahora se encontraba fuera de la tienda de helados.

A Harry en un inicio se le había hecho un tanto extraño, pero después de verlo todo el tiempo y de estar con él en repetidas ocasiones, se acostumbró.

Louis pensaba que le caía mejor Harry que él, y bueno, no lo culpaba.

Era imposible no amar a Harry.

Una sonrisa volvió a tirar de las comisuras del ojiazul ante tal pensamiento, pero bajó la cabeza al sentir sus mejillas sonrojándose.

No habían hablado al respecto. No desde que Harry le había dicho que estaba enamorado de él y Louis no le había podido responder lo mismo.

Pero el dibujo, el dibujo que Louis le había regalado en serio esperaba que le demostrara algo al rizado.

Levantó la mirada cuando sintió a alguien llegar a su mesa y sonrió un poco al ver que Harry le sonreía desde el otro extremo.

-¿Qué va a ser para ustedes?- Un chico se acercó a ellos con un pequeño delantal y un gorro, a lo que ambos chicos fruncieron el ceño.

-Perdona la pregunta, pero, ¿hay meseros en las heladerías?- La cara de Louis mostraba verdadera confusión, más frunció el ceño hacia el rizado cuando sintió una patada por debajo de la mesa.

-Lo siento, a veces dice las cosas sin pensar- Una sonrisa apenada fue lo que recibió por parte de Harry y el chico solo rió divertido.

-No se preocupen, creo que mucha gente me ha preguntado lo mismo- El chio se encogió de hombros y sonrió un poco- Mi abuelo es el dueño de aquí, y yo no tenía trabajo, así que se inventaron uno para que no estuviera todo el tiempo en casa.

Primera Impresión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora