Un lugar oscuro, solitario y frío, así es donde me encuentro. Camino a paso lento percibiendo el sonido del agua cada que doy un paso, mirando a todas partes intentando vislumbrar algo que no sea oscuridad. Es extraño, pero siento que he estado aquí antes, en especial cuando una gota de agua cae sobre mi rostro y resbala a través de mi mejilla.
Me detengo un momento cuando oigo un extraño ruido provenir de unos metros más adelante de mí, no estoy seguro de qué es, pero se oye cómo balbuceos.
Continuó caminando despacio, percibiendo el sonido de aquella voz volverse cada vez más fuerte y comprendo que le pertenece a un hombre.
De pronto, veo un rayo de luz emanando de una compuerta que parece estar por caerse a pedazos, no sólo está magullada, sino notoriamente oxidada. Me dirijo hacia ella a paso lento y algo en mí me dice que esta no es la primera vez que veo esta entrada.
Ya la he visto antes, no hay duda, pero no puedo recordar dónde.
En cuanto cruzo la compuerta me encuentro con una enorme jaula al final de lo que parece ser una habitación, parte de una casa, hay un par de sillones desacomodados en ambas esquinas, una maltratada mesa de centro y las paredes, en gran parte, están rotas, paredes que son de cemento. Pareciera que alguien lo derribo todo.
Pero lo que se roba toda mi atención es la jaula de un anormal tamaño al final del lugar, una pequeña lámpara alumbra parte de ella, aun así, no se puede ver lo suficiente.
—Así que ya estás aquí...—pronuncia una voz ronca repentinamente. —¿Y bien? ¿Cómo se siente? Estuviste toda la noche inquieto, ¿verdad? —miro a mi alrededor buscando al dueño de esta voz.
No estoy solo, hay alguien más, pero no puedo verlo.
—Ah...sé que todo está muy oscuro, pero mira bien frente a ti. —menciona con lentitud y agudizó mi mirada enfocándome en la jaula. —Eso es, acércate, no tengas miedo, aunque... En realidad, no sientes miedo, ¿verdad?
—¿Quién eres? —pregunto acercándome a la jaula, percatándome de que hay alguien dentro de ella, alguien que está sentado en el lado donde no llega la luz, puedo divisar su silueta. Sin embargo, no puedo ver su rostro porque está de espaldas, mirando hacia el lado contrario a mí, pero creo que tiene su espalda descubierta y algunas cicatrices a través de ella.
No sé puede ver mucho más...
—Quien eres y qué hago aquí. —inquiero fijándome en él, esperando que voltee hacia mí. —Gírate, no estoy interesado en hablar con tu espalda.
—Oh, vamos Zachy, no te molestes, no va contigo. —¿Zachy? Mis cejas se enarcan.
—Al parecer sabes quién soy, lamentablemente no puedo decir lo mismo, así que habla.
Se ríe.
—Diablos...estás tan acostumbrado a dar órdenes, ¿te has jugado la vida de esa manera, no? ¿estás seguro de que no sabes quién soy?
Avanzo un par de pasos quedando justo en frente de la jaula.
—Estoy seguro, de todas formas, no creo poder corroborarlo solo basándome en tu nuca. —aclaro molesto. —Voltéate, quién eres y qué demonios es este lugar.
—¿Que acaso no lo recuerdas, Zachy? Está no es la primera vez que estás aquí. —lo sabía.
—¿Cuándo he estado aquí antes?
Se ríe una vez más, silenciosamente.
—Yo no puedo darte todas las respuestas, así no es divertido.
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Monster
General FictionLa recién egresada de medicina, Amber Jones, se ve obligada a realizar un trasplante de corazón a un atractivo joven, hijo de uno de los mafiosos más buscado de la ciudad. Sin escapatoria, la joven doctora realiza la operación esperando que una vez...