Bestia.

7K 702 200
                                    

Siento las compuertas abrirse y los posteriores pasos de aquel hombre que posee una desagradable voz acercándose a mí.

—Ya hemos llegado doctorcita. —me quita la venda y esta vez puedo ver su inquietante rostro. Pareciera que siempre está a punto de cometer alguna locura con esa sonrisa tan retorcida con la que he tenido algunas pesadillas.

—¿No me quitaras las esposas? —pregunto cuando me hace levantarme del asiento tirando de mi hacia fuera del furgón.

—No, me dijeron que no lo hiciera.

—Eso no tiene sentido. —me quejo cuando por poco me caigo al descender del vehículo. No es para nada de considerado, me lleva prácticamente a rastras. —¡Vas a botarme!

—Lo lamento doc. Pero tengo ordenes de llevarte lo antes posible con Zachary. —me dice sin siquiera darme un respiro.

—Al parecer nuestro joven jefe no puede esperar a verla. —comenta Carl asomándose tras de mí y en ese simple instante que volteo mis ojos hacia él Bennet tira de mi tan fuerte que terminó tropezándome.

—¡Hey! —exclamo fijando mi vista nuevamente al frente y noto que ya nos encontramos cruzando el alto portón negro.

Las sirvientas de siempre abren las puertas de la mansión y entramos apresuradamente. De inmediato me llevan hacia la escalera y siento que todo está sucediendo demasiado rápido. Ni siquiera puedo entender por qué Zachary quiere verme con tanta urgencia, comprendo que se siente mal, pero esto es una locura, tiene a muchos doctores a su disposición que pueden ayudarlo, no es necesario que me hagan esto.

Pisamos el primer escalón, pero un demandante tono de voz nos detiene.

—¡Esperen un momento! —grita alguien tras nosotros y me giro rápidamente encontrándome con el hombre que tanto detesto, con quien me privó de mi libertad como nunca antes nadie había hecho. —¿A dónde van con tanta prisa? —pregunta en un tono quisquilloso y veo a Carl y a Bennet mirarse confundidos.

—Íbamos donde Zachary señor. —contesta el voz de payaso claramente confundido. —Usted nos dijo que Zachary necesitaba verla con urgencia, así que...

El señor Ricci ríe con algo de ironía.

—¡Lo sé, lo sé! —responde riendo al mismo tiempo que quita el tabaco de su boca y suelta una gran oleada de humo hacia nosotros. —Pero mi hijo ahora está durmiendo, así que quiero invitar a la Dra. Jones a tomar un poco de té. Imagino no se negará, ¿verdad? —me mira con capricho y desde ya quiero golpearlo.

Maldición.

—Pero me dijeron que Zachary—

—Zev. —me corrige Carl y ruedo mis ojos.

—Que Zev se sentía bastante mal y por eso querían que lo viera pronto. Creo que lo mejor es que lo revise lo antes posible—

—Tranquila doc. Él puede esperar. —me detiene el señor Ricci. —Vamos, sáquenle las esposas. —ordena a los hombres a mi lado y Bennet abre la cerradura de mis esposas con una expresión desorbitada-

Claramente no comprende al demonio que tiene como jefe, su hijo está sufriendo y el sólo piensa en tomar té...

—Venga, acompáñeme. —me dice con una falsa amabilidad caminando para que lo siga. Yo ya sé cómo es él. Aún si está siendo gentil sé que sólo está fingiendo. Ya conozco su verdadera, así que no sé qué planea actuando de esta forma, pero es patético.

Avanzo tras de el en dirección hacia el living y entonces veo a las sirvientas de la entrada acomodando finas tazas de té sobre pequeños platillos en la mesa más larga y amplia que he visto hasta ahora.

MonsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora