Indicio.

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Amber:

Corro hacia la sala de casilleros y guardo rápidamente todas mis cosas en el mío. Comienzo a ponerme nerviosa. Estoy segura de que el lugar estará repleto, y repleto de personas importantes, además.

Salgo del hospital dirigiéndome velozmente hacia mi auto.

Me subo en él y conduzco con el pecho latiéndome a mil por hora hacia el estadio en donde se realizará la ceremonia. Por suerte queda a menos de diez minutos de aquí y por la hora seguramente no habrá taco.

Mientras conduzco voy recitando parte de mi discurso, las primeras líneas me las aprendí de memoria de tanto reescribirlas y es mejor así. No me gusta estar inmersa en una hoja mientas digo algo importante, para mí, quita credibilidad a las palabras.

Me estaciono en uno de los primeros estacionamientos notando como la gente comienza a llegar en manada.

Me bajo de mi mini cooper y camino con cuidado hacia la entrada. Me puse tacos de quince centímetros y siento que en cualquier momento podría irme de bruces.

—Buenas tardes, soy Amber Jones, la persona que dará el discurso a los internos, ¿puedo entrar antes, por favor? —pregunto a un guardia mostrándole mi credencial. —Quiero ensayar tras bastidores.

—De acuerdo, pase.

En cuanto entro veo a algunas personas ordenando algunos asientos y finalizando los últimos detalles, ambientando mejor la luz y probando el sonido del micrófono.

Subo por un lado del escenario y paso tras de este hacia los bastidores. Siempre me concentro mejor en lugares como este, más oscuros, sin tanta gente que pueda distraerme.

Me voy a una esquina y comienzo a recitar lo que voy a decir tal y como si estuviera en la tarima, pero al rato recibo un mensaje del director preguntándome en donde estoy y me detiene.

"Tras bastidores"

Le respondo y a los instantes se aparece por aquí.

—Te ves preciosa Amber. —me halaga en cuanto me ve. —No tienes por qué estar nerviosa, tu discurso es toda una maravilla, ayer mientras lo leía me sentía muy inspirado. —expresa con calidez. —Seguro conseguirás emocionar a todos.

—Gracias, director. —sonrío levemente.

—¿Entonces esperaras aquí a que sea tu turno?

—Sí, prefiero estar aquí. —contestó. —Solo hablara una persona antes que yo así que no saco nada yendo abajo, y además prefiero hacer mi entrada desde aquí.

—Está bien, si, me parece perfecto. —apoya una mano sobre mi hombro. —Mucha suerte querida, estoy muy orgulloso de ti. —dice viéndome dulcemente y le devuelvo el gesto con una sonrisa amable.

En cuanto se aparta de mi continúo ensayando, ya no queda nada.

Repentinamente las luces del lugar se intensifican y una suave melodía sinfónica comienza a sonar. Ya va a comenzar.

Me asomo levemente por una esquina del escenario y veo que ya está casi toda la gente en sus puestos. Ni siquiera me di cuenta de cuando las personas comenzaron a inundar el lugar. Miro hacia todas partes y noto que en la tercera fila esta mi grupo. Naomi, Scott, Gilda y Jason están expectantes al momento en que la ceremonia comience.

—Buenas tardes a todos. —dice de pronto la voz de una mujer. —Soy la vicedirectora del hospital West y hoy estoy aquí para dar comienzo a la ceremonia en honor a los nuevos internos que se sumaran este año, de los cuales espero su total entrega para la adquisición de conocimientos y manejo de técnicas quirúrgicas, pero lo más importante, espero dediquen cada día a convertirse en la mejor versión de sí mismos, tanto como personas, como profesionales de la salud. —la mujer continúa hablando y mientras tanto yo me voy arreglando.

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