Me despierto sintiendo un dolor de cabeza horrible, ayer tuve serios problemas para conciliar el sueño, y lo mismo sucedió la noche anterior. Si no fuera por los analgésicos, estoy segura de que ni siquiera conseguiría cerrar un ojo.
Alzo mi tronco lentamente, sentándome en la camilla con cuidado y me fijo en el reloj colgado sobre la pared. Ya son las nueve de la mañana, en unos minutos traerán el desayuno, aunque ciertamente, no tengo nada de hambre.
Siento alguien acercándose, seguramente sea la enfermera con la comida.
—Hija, ¿Estás despierta? —mi mamá entra de pronto sorprendiéndome, nunca llega tan temprano. —¡Vaya! Si lo estás, que suerte. —menciona acercándose a mi con una animada sonrisa.
—¿Mamá? ¿Que haces aquí a esta hora? —pregunto de inmediato. —Ya te dije que no es necesario que llegues en cuanto abran el horario de visitas, necesitas descansar adecuadamente.
Se ríe sentándose a los pies de mi cama.
—Ya lo sé hija, no vine a esta hora porque así lo quisiera en realidad. —contesta. —Es porque no podré venir a verte durante la tarde, deberé viajar a Merced, a casa de tu tía Sonia. Ella...me necesita. —explica provocando que la mire extrañada.
Tía Sonia es la hermana mayor de mi mamá, son tres en total. Sin embargo, apenas tiene comunicación con ella, han tenido problemas en el pasado.
—Pero tú apenas hablas con ella...
—Lo sé, pero recibi un mensaje de ella ayer por la noche, prácticamente en la madrugada, diciéndome que me necesitaría a su lado el día de hoy. —me mira fijamente. —Tu tía está a punto de firmar los papeles de divorcio, su matrimonio ha llegado a su fin.
—¿Qué? No tenía idea de que estaba tan mal con el Tío Erick.
—Yo tampoco tenía idea —asegura triste. — En el mensaje me explico que hace aproximadamente tres meses que comenzaron con el proceso de divorcio. Al parecer, Erick ya no quería nada con ella, ni de manera física ni emocional, el simplemente... empezó a pasar de ella. —menciona recordándome cierta situación. La de mi madre. — Según tu tía, él estaba teniendo un amorío con alguien de su trabajo, incluso cree haberlo visto, pero hasta el día de hoy Erik no se ha atrevido a confesárselo.
—Que mal...
—Si, así que debo ir. Nuestra madre siempre decía que la familia puede distanciarse, que eso siempre podía ocurrir por diversos motivos, pero que para los momentos importantes siempre debíamos unirnos. —menciona en un tono melancólico. —Estar una al lado de la otra.
—Pero mamá...¿Estás segura de que puedes viajar tu sola? —no es seguro que lo haga. —Tus crisis de pánico son muy—
—Amber. —me corta. —Todo está bien, puedo viajar sin problemas. Dime, ¿Hace cuánto no tengo una crisis de pánico?
Frunzo mis labios hacia un lado, intentando recordar.
—Creo que desde hace un mes. —respondo sintiéndome inevitablemente preocupada.
—¿Lo ves? Antes sufría un episodio o más todas las semanas. —la veo desconfiada, no creo que esté lista para algo como esto. —Hija, sé que te preocupas por mi, pero he mejorado, enserio, necesitas confiar, no puedo vivir de esta manera. —habla rápidamente. —Recuerda lo que dijo el doctor, necesitas aprender a soltarme un poco, no me hace bien vivir así, sintiéndome como una carga...
Sus ojos me acribillan y no puedo hacer más que soltar un suspiro cargado de frustración.
Se que lo que dice es cierto, sin duda ha mejorado este último tiempo, pero es difícil olvidar... todo lo ocurrido.
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Monster
General FictionLa recién egresada de medicina, Amber Jones, se ve obligada a realizar un trasplante de corazón a un atractivo joven, hijo de uno de los mafiosos más buscado de la ciudad. Sin escapatoria, la joven doctora realiza la operación esperando que una vez...