Freedom 'Lee Donghae' (이동해)

Capítulo 26 [K. J. A] 김준애

Pt. I

Existe un dicho que dice "las piedras rodando se encuentran". Hace referencia que en algún punto de nuestra vida encontraremos personas en nuestros caminos, ya sea que marchemos con ellas, que aparezcan de forma espontánea y desaparezcan o que se queden siempre marchando con uno.

A sus dieciocho años, Kim Junae había comprobado que ese dicho estaba cumpliéndose cuando una piedra que había marchado con ella se alejó al unirse a la milicia y ella para lograr su sueño de ser idol se unía a una de las empresas más importantes del entretenimiento, la SM Entertainment, el lugar donde tenía bajo su marca a la agrupación de la que tanto era fan, Super Junior.

Todo tuvo que haber sucedido como cualquier trainee, pero no era así con ella, nunca tuvo ese camino. El suyo era uno donde debía pisar una línea entre la milicia y el medio artístico.

Desde pequeña no solo su educación escolar fue en colegio militar, sino que fue entrenada en múltiples artes marciales, así como defensa personal, en su adolescencia pasó horas entrenando combate cuerpo a cuerpo y uso de armas. Aquel exhausto entrenamiento le hizo el favor manteniendo aquella estilizada figura y la flexibilidad con la que audicionó para ingresar a la empresa justo cuando su educación media superior había concluido. Era una belleza que se negaba a perder en la milicia, por ello cuando recibió la noticia de haber pasado la audición su padre se sintió traicionado de ver el camino que su única hija había tomado. Le llevó meses asimilar tal hecho y cuando volvió a ver a su hija en casa no perdió la oportunidad de sentarla en su despacho y hablar de una forma tan seria como nunca antes lo hizo en todos los años de vida que la joven tenía.

— ¿Estás completamente segura de que esto es lo que quieres?

— Totalmente. —respondió sin vacilación la entonces castaña— No tengo dudas de haber escogido este camino.

El militar observó a su hija durante varios segundos, dentro de él se seguía negando a que ella escogiera un camino donde estaría a la vista de todos, tratando de cumplir los deseos de multitudes y perder aquella esencia que siempre mantenía. No le estaba siendo fácil dejar que ella extendiera sus alas y volara, no cuando apenas comenzaba a ser una flor que abría sus pétalos.

— Papá —habló la joven levantándose de la silla— Yo sé que esto no es lo que quieres para mí. Pero déjame intentarlo, sé que puedo hacerlo.

— No dudo que logras lo que te propones, pero... ¿Tienes idea de cuantos jóvenes no logran debutar? Desperdiciarás tu juventud esperando a que ese momento llegue. ¿Qué pasará si nunca lo logras? No quiero perderte si no puedes soportarlo.

No lo entendía en ese momento, era tan solo una jovencita de dieciocho años, solo se comportó como cualquier joven que busca sus sueños y le miró decidida con aquella tenacidad que la caracterizaba.

— Cree en mí. Voy a lograrlo, con o sin tu apoyo.

Evitando una nueva discusión con su hija la tomó de sus hombros y la hizo tomar asiento de nuevo. Dejó que pasara un par de minutos para luego sacar un sobre y ella no perdió tiempo, así como no pidió explicaciones porque tomó los papeles que existían dentro del sobre y los leyó con sumo cuidado.

— ¿Habías hecho todo esto a mis espaldas? —preguntó mirando aun aquella solicitud— Esto... esto no debiste hacerlo.

El militar no respondió de inmediato, le permitió que hiciera catarsis, porque no dejaría las cosas a medias con su hija y provocar una ruptura mayor en la relación que tenían.

— ¿Has terminado de sulfurarte?

Confundida por aquella actitud le miró y respiró hondo, aquel momento fue el inicio para que su mentalidad cambiara sobre muchos aspectos de su vida que en un futuro le ayudaron.