Ruido, luego silencio, nuevamente ruido, el sonido de pasos rápidos como si de fans acumulándose a un idol se estuviera tratando, pero esta ocasión no era así, porque ciertamente él era un idol, sin embargo, no estaba en condiciones para tal cosa.
Sonidos de ambulancia, de patrullas policiacas, ruido de celulares tomando fotos. Su cabeza dolía, sentía que algo se deslizaba por su cuerpo, no sabe si es sangre o sudor. Se pregunta si su espíritu puede escuchar y sentir todo lo que su cuerpo sufrió con tan aparatosa caída.
—¿Está muerto?
"¿Morí? ¿De verdad estoy muerto?"
Su sentido del oído falla porque nuevamente escucha silencio total, no puede escuchar la respuesta, ni tampoco siente nada, solo se deja llevar a aquel nivel de inconsciencia que lo ha estado llamando repetidas veces y se negaba a ceder.
Si tan solo se hubiera quedado en casa eso no estuviera ocurriendo, pero no fue así, parecía que era inevitable porque todos sus caminos le llevaron justamente a ese punto y aunque desconocía si estaba vivo o no sabía se había llevado a otra vida consigo.
La mano que aún sostenía aquel objeto por fin lo soltó, siquiera le tomó importancia a que su teléfono seguía teniendo una llamada en curso y este se encontraba a tres pisos.
—¡¿Hola?! ¡Respóndeme! ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
Era inútil, nadie repararía en un teléfono abandonado lejos de donde el peritaje y los paramédicos hacían su trabajo auxiliando el aparatoso accidente o quizás homicidio.
Los pasos fueron silenciosos y una mano enguantada presionó para activar el altavoz por un momento, era la único que podría hacer antes de esfumarse.
—Lo siento.
—¿Quién eres? ¿Dónde está el dueño del teléfono?
—Lo has escuchado todo, pronto llamarán de un hospital, prepárate, vendrá tiempos de guerra. Yo no puedo ayudar, soy solo una sombra.
—N-no... ¿Qué pasó con él?
—Hizo la peor elección.
Después de ello colgó, sus huellas seguían ocultas y el teléfono ni siquiera fue movido. Observó nuevamente la escena del crimen, las cámaras estaban inservibles debido a los disparos, manchas de sangre en el piso, el cristal roto y esparcido cerca de la ventana.
No le quedaba tiempo, así que se movió para ir directo a las escaleras de emergencia y subir al siguiente piso donde ahí tomaría el ascensor, mientras tanto se quitó los guantes al igual que la bata, la guardo en la mochila y sacó de esta un abrigo para cubrirse del frío invierno, fingió serenidad en el ascensor y bajó al estacionamiento. No perdió tiempo para subirse al auto, pero fue ahí donde sus manos comenzaron a temblar, donde la repetición de todo lo que había visto oculta viniera a su memoria e inmediatamente llevó la cabeza al volante.
—Solo vete, por favor vete.
No sabe cuántas veces golpeó su cabeza en el volante, solo pudo dejarlo de hacer cuando la puerta del copiloto se abrió e ingresó una muy pálida joven quien parecía haber visto la muerte rondar cerca de ella.
—Llévame lejos, lo más lejos que puedas.
Sus ojos sorprendidos fueron ignorados por la pelinegra quien se hizo un ovillo en el asiento y se llevaba las rodillas al pecho.
—¡Ahora! ¡Conduce y sácame de aquí!
Disfrazó su rostro para no mostrar sus emociones ni sus temores, porque, aunque lo que aquella persona en el asiento junto a ella estuviera sufriendo algún tipo de trauma, nada se comparaba a todo lo que había pasado.
—¿Dónde quieres ir?
—Lejos, lejos de todo esto.
—Trabajas aquí idiota. No puedes simplemente dejarlo, es tu sueño.
—Pero ahora quiero vivir. Ellos vendrán por mí, lo sé. Yo solo quiero ser invisible. Llévame a casa.
Prefirió callar y encendió el auto, se maldijo nuevamente porque todos sus caminos la habían llevado a aquel lugar ese día.
Salir del estacionamiento fue todo un reto, pues pasaron por seguridad y su acompañante tuvo que fingir que dormía, una mala actuación que por fortuna creyeron. Fue donde hubo ese choque con la realidad, porque podía ver como aquel cuerpo yacía oculto por una sábana y era levantado no sin antes haber sido marcado su silueta, mientras que la ambulancia ya había partido con dirección al hospital más cercano posible. Miró en dirección al tercer piso donde el cristal de aquel ventanal estaba roto, y nuevamente sonidos llegaron a su mente.
Suspiró porque, aunque ella lo deseara no lo olvidaría, pero debía fingirlo, debía hacerlo el mayor tiempo posible y dejar que el curso de las cosas fluyera, solo en el momento adecuado... solo entonces ella decidiría condenar o traer la paz.
ESTÁS LEYENDO
Freedom 'Lee Donghae' (이동해)
FanfictionReligious War III [Libertad] ¿Paz o Guerra? Tercer y último libro. Elisa y Junae tienen algo en común y no precisamente por estar sentimentalmente relacionadas con miembros de SJ, no. Ellas sufrieron ataques de un sasaeng, pero ¿Qué pasó con él? Li...