Capítulo 2

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Me despierto, confiando en que todo era una pesadilla de la que iba a despertar pero, al abrir los ojos, me doy cuenta de que era real, muy real.
Observo la sala, como esperando a que cambie o algo por el estilo aunque sé que no va a pasar nada. La celda sigue igual. Entonces algo en medio de la habitación llama mi atención. Se trata de un pequeño objeto brillante. Me acerco para cogerlo y me doy cuenta de que es el anillo que llevo siempre en el cuello, colgado de un collar. "Se me habrá caído mientras dormía", pensé. Ese anillo es lo único que tengo de mi madre. Ella murió de una enfermedad bastante rara, cuando yo tenía 17 años. Concretamente se murió dos semanas antes de la Cosecha, es por eso que prometí ganar los juegos, por ella. Desde entonces llevo ese anillo, es el que mi padre le regaló cuando se conocieron y tras la muerte de ella, me dijo que acordaron dármelo a mi, porque estábamos muy unidas y, en cierto modo, es como si siempre estuviera conmigo.
Entonces, la gran puerta se abre y pasa una chica ávox con una bandeja que lleva agua y una especie de puré. Me fijo en la chica, la miro detenidamente, como si no hubiera visto una desde hace mucho tiempo y, en cierto modo, así era, desde que estoy aquí no había visto a otro ser humano.
Debe tener entre 20 y 25 años, es muy joven para ser un ávox. Es bastante guapa. Tiene el cabello largo, rizado y rubio y su piel es tan blanca, parece una muñeca de porcelana. Juraría que antes de ser una esclava del Capitolio era alguien importante, hija de algún alto cargo. Me pregunto qué habrá hecho para acabar así pero, decido no preguntárselo. Deja la bandeja y se va.
Me acerco a comer, ya que no he comido nada desde que salí de la Arena. No es gran cosa, un vaso con agua y un plato con gachas. Entonces me doy cuenta de una cosa, me quieren viva. Seguramente, Snow querrá información sobre la revolución, aunque no le pienso decir nada, ya no me puede quitar nada más, ya me lo quitó todo.
Me siento en la pared colindante con la celda de Peeta y comienzo a hablarle, ya que si no, acabaré loca.
- Peeta, ¿estás despierto?- es una pregunta tonta, ya que si contesta es obvio que sí.
- Sí, no he podido dormir nada... Johanna la he dejado sola...- entonces se derrumba y empieza a llorar.
- Peeta deberías de preocuparte por ti ahora mismo. Katniss está bien, está con Haymitch y Effie, está a salvo, tranquilo.- dicho esto parece que se calma un poco.
- Johanna, ¿sabes si hay alguien más aquí, aparte de nosotros dos?
- No tengo ni idea, pero si hay alguien más debe ser alguien muy tranquilo porque en todo el tiempo que llevamos aquí solo te he escuchado a ti.
- Tienes razón...- iba a decir algo pero un ruido se lo impide.
De pronto escucho la puerta de su celda abrirse y a Peeta gritar. Segundos más tarde se abre la mía.

Johanna en SinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora