Capítulo 14

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Llevo horas dando vueltas por el distrito 13. Son las 5 de la mañana y no hay mucha actividad por lo que el monótono distrito 13 está más aburrido que nunca.
No soporto estar en mi habitación mucho tiempo. Me recuerda demasiado al Capitolio, así que en cuanto puedo, salgo de allí.
Katniss se ha recuperado de la lesión en la faringe, causada por Peeta. Aunque me apuesto lo que quieras a que no es la garganta lo que más le duele. Peeta sigue en el hospital. Se altera cada vez que ve a alguien relacionado con los juegos, ya sea Katniss, Effie, Haymitch o Finnick. Todos despiertan en el un arrebato de ira, así que todavía no he ido a verlo. No creo que vaya, por lo menos hasta que le saquen el veneno que corre por sus venas.
Annie ya ha salido de observación. Con la ayuda de Finnick está superando el trauma, aunque de vez en cuando le dan ataques de ansiedad, Finnick siempre está ahí para susurrarle palabras tranquilizadoras hasta que se calme.
Yo me niego a que me atiendan los médicos. Me encuentro mal psicológicamente, aunque físicamente estoy bien. Pese a todo Prim, la hermana de Katniss, me hace revisiones de vez en cuando para asegurarse de que todo está bien. Me ha recomendado ir a un médico para la cabeza, se llama Aurelius y dice que me podría ayudar. Quizá le haga caso.

Al fondo del pasillo veo una silueta de una persona que me es imposible distinguir porque todo el mundo lleva ese odioso mono gris. Sin embargo tengo la corazonada de que es Katniss. Ella y yo somos las únicas tan mentalmente desorientadas como para estar dando vueltas por el distrito a las 6 de la mañana. Veo que se sienta en el suelo, apoyando su espalda en la pared y encogiendo las piernas. Cuando llego hasta ella me siento a su lado. Ella se percata de esto pero no me dice nada.
- Vaya descerebrada, tanto tiempo sin vernos y no me preguntas cómo estoy.
- No hace falta, lo sé perfectamente. Estamos igual.
- Si al final va a ser que tenemos más cosas en común que el Vasallaje, descerebrada - cambio el tono de voz porque la veo demasiado destrozada- ¿Cómo estás Katniss?
- Mal. He estado 6 meses intentando rescatar a Peeta y cuando lo consigo, descubro que quiere matarme. Me siento completamente inútil porque no me dejan ir a ninguna misión. Me han calificado como...
- Mentalmente desorientada- la interrumpo- A mi también. Quizá deberíamos hablar con Coin a ver si podemos hacer algo aquí, aparte de dar paseos nocturnos.
- Podemos intentarlo- me levanto para irme- Johanna, me alegro de verte.
- Igualmente descerebrada

Estoy una hora más dando vueltas hasta que encuentro mi habitación. Cuando llego son las 7:30, así que decido ir a desayunar ya que no habrá mucha gente. Cuando llego me imprimen mi horario en el antebrazo, algo bastante absurdo porque lo ignoro todos los días, cojo una bandeja y me sirven el desayuno.
Me siento en una mesa a tomarme mi taza de café con una tostada cuando de repente Finnick se sienta a mi lado, asustándome.
- ¿Qué tal Johanna?
- Cansada, ¿y tú? ¿Alguna preocupación que merezca la pena escuchar?- pregunto sarcástica
- Pues la verdad es que sí. He decidido que voy a pedirle matrimonio a Annie, aquí, en el 13.
- ¡Genial! Aunque las fotos de boda van a ser un poco monocromáticas
- He pensado en regalarle un anillo, como manda la tradición pero me parece que va a ser difícil conseguirlo.
- ¿Has hablado con Effie? Se trajo medio Capitolio en sus maletas, a lo mejor lleva algo que te sirva.
- Luego iré a preguntarle.
Cuando nos terminamos los desayunos nos vamos, él a hablar con Effie y yo a buscar a Katniss para hablar con Coin.

- Verá presidenta, tanto Katniss como yo queremos participar en esta rebelión de una forma más activa.
- Vayan al grano por favor, no tengo mucho tiempo.
- Queremos ir a la misión al Capitolio- dice Katniss
- Me temo que eso no va a ser posible. Ambas estáis en un estado pésimo, tanto física como mentalmente por lo que creo que es mejor para vuestra seguridad que os quedéis en el 13.
- Pero presidenta, ¿no hay ninguna opción?
- Pues... Si comenzáis a entrenaros esta semana, igual dentro de un mes podríais ir a la misión.
- De acuerdo, presidenta Coin.
- Sin embargo Katniss tiene las costillas magulladas debido a un accidente, no creo que pueda empezar el entrenamiento hasta dentro de dos semanas como mínimo.
- ¿Tengo alguna otra posibilidad? - pregunta Katniss, con evidente enfado
- Deberías hablar con el doctor pero hay un tratamiento que consiste en inyectarte una sustancia que hace que tus huesos se regeneren rápidamente. Es muy doloroso.
- Da igual, lo haré.
- Está bien. Empezaréis el entrenamiento dentro de tres días.

Después de esto voy a ver al médico de la cabeza, el Dr Aurelius. Es muy diferente a como yo imaginaba. Yo me imaginé cascos con electrodos comunicándome a una pantalla, inyecciones para estimular mi cerebro o algo así, pero resultó ser un hombre normal que me hace hablar durante una hora sobre mis traumas, para después dar algún consejo. En mi caso es "No reprimas tus emociones".

Esa misma tarde, Haymitch me vio y me dijo que si íbamos a empezar el entrenamiento, lo mejor sería convivir juntas en una habitación cerca del centro de entrenamiento. Así que, mientras él fue a visitar a Katniss al hospital, ya que se acaba de hacer el tratamiento, yo fui a hablar con Plutarch y él nos asignó una habitación doble. En cuanto Katniss vino me vinieron a la mente muchos recuerdos al verla así, en la camilla con esa bata blanca. No pude soportar recordar mi tortura en el Capitolio, así que le quito uno de los 3 frascos de morflina que tiene y me la inyecto. Me quedo dormida casi al instante, pero estoy despierta el tiempo suficiente como para darme cuenta de que Prim entra en la habitación y revisa el estado médico de su hermana.
Me duermo pensando en si mi relación habría sido así con mi hermana, si no hubiera muerto a manos de Snow.

Johanna en SinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora