Reclamo

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Me quedé dormido con los niños ese día, al día siguiente me levanté, les di de desayunar y les pedí que me dieran tiempo.

Mi Omega y yo estábamos deprimidos, entre al cuarto y tome al bebé, no pude evitar llorar y soltar un olor a tristeza por todo el lugar.

Tae: ¿Qué maldita apestilencia es esta?

Oí su voz pero lo ignoré, estaba muy enojado con él, había matado a mi hijo, era mucho dolor, tanto físico por la golpiza de ayer como el emocional por haber perdido a mi bebé.

Tae: ¿Y mi desayuno?

Maldita sea ¿No podía callarse? Lo volví a ignorar, abracé el cuerpo inerte del bebé, era mucho dolor el verlo pero tampoco podía dejarlo.

Tae: ¡Maldita sea! ¿Por qué no está mi desayuno? ¡Eres un inservible Omega

Levanté la mirada, estaba frente a mi, no le hice caso, lo ignoré y volví a abrazar a mi bebé mientras continuaba llorando.

Tae: ¡Tu olor es asqueroso! ¡Sírveme de comer!

<Cállate>

Tae: ¿Qué dijiste?

<¡Que te calles maldita sea! ¡Tienes dos estúpidas manos que pudes servirte bien el desayuno con ellas, no estás manco!>

Tae: ¿Cómo te atreves a hablarme así? Veo que has olvidado mi lugar

<¡Mi lugar! ¡Siempre dices eso, vienes a golpearme, violarme, me dices y haces lo que tú quieres a tú libre antojo, me quitaste a mis dos hijos y.......>

Una cachetada me hizo callar, me miraba serio, estaba furioso, pero su dolor ni su ira se comparaba con la mía.

Tae: Pídeme perdón

<No>

Tae: ¡Hazlo! No lo diré otra vez

<¡Mataste a mi hijo! ¡Tú deberías pedirme perdón! ¡Arruinarse mi vida! ¡Mataste a mi madre! ¡Me encerrarse aquí! ¡El que debería pedirme perdón eres tú!>

Tae: ¡Te enseñaré tu lugar!

Retiró su cinturón y me pegó, un golpe tras otro, perdería el conocimiento, en todo este tiempo no solté al bebé.

Cuando iba a quedarme dormido él se detuvo, se acercó a mi y me quito al bebé que sostenía, no luche, no tenía fuerza, lo último que ví fue el saliendo del cuarto luego caí inconsciente.

Eres mío conejito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora