Secretos.

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Harry y Siruis decidieron no hablar más sobre el tema de las agresiones a muggles con Hermione o delante de ella. Ninguno de los dos estaba de acuerdo en compartir información con la antigua orden, o al menos por el momento.

Siempre he pensado que Hermione sería una estupenda Aurora, dijo Siruis el día que Harry aprovecho que se encontraban solos en la oficina de aurores y le contó la conversación que había tenido con Hermione.

¡La mejor! Exclamó Harry. Es muy lista y observadora, pero no creo que en este momento sea buena idea preocupar a los demás. Agregó Harry mientras metía un grupo de papeles en su gaveta.

Siruis lo miraba pensativo. Se tocó el cabello con descuido, bajó los pies que tenía sobre el escritorio y añadió: yo tampoco lo veo necesario. Impaciente se levantó de la silla. ¡Vamonos de aquí! Me apetece un excelente Whiskey de Fuego.

Eran casi las 11 de la noche. A Harry no le apetecía un Whiskey de Fuego, le apetecía dormir, así que no puso ningún reparo y obedeció a Siruis.
Ya sabes lo insistente y terca que puede ser Hermione cuando se le mete una idea en la cabeza. Es mejor no hablar del tema delante de ella. Y cerró la puerta de la oficina con estas palabras.
Siruis asintió y cambió de tema. Atrás quedaron la oficina y los temas de discusión sobre agresiones muggles y mortifagos.

Se transportaron a la casa de Grindmund Place. Todo estaba en silencio y solo la luz de la sala iluminaba la casa. Harry supuso que Kreacher y Hermione dormían.

Crooksanks quién realizaba su acostumbrada ronda nocturna salió en su encuentro.
Somos nosotros, le dijo Siruis en voz baja y con una caricia en su peludo cuerpo.

Harry se dirigió a su habitación a pesar de las insistencia de Siruis para que lo acompañara a tomar sus apetecidos tragos de Whisky de fuego.

Ya en su cama sentía su cuerpo totalmente fatigado, pero su mente se mantenía activa. Pensó en Hermione que dormía a tan solo una pared de distancia de él. Recordó nuevamente su dulce aroma, el brillo de su piel. Se preguntaba si su piel sería tan suave como a él le parecía. También recordó sus largas y esbeltas piernas y su sensual figura.
Ella siempre le pareció esa chica agradable de sonrisa tierna, le encantaba la forma en que arrugaba su pequeña nariz cuando sonreía o lo linda que lucía cuando estaba concentrada en una lectura. No podía culpar a Krum por haberse internado en la biblioteca con el único fin de ver a una adolescente Hermione estudiar, pero ya no era aquella agradable chica adolescente, era una mujer y muy sexi. Harry no podía dejar de notar ese cambio y lo mucho que lo atraía su amiga.

Se preguntó qué sería sin en ese momento Hermione estuviera junto a él y no detrás de esa pared. La idea le gustaba, pero lo hacía sentir culpable. Él, Harry Potter se había permitido fantasear con su mejor amiga, la persona más leal y sincera que había conocido.
Se sintió un poco avergonzado y decidió que era mejor bajar con Siruis y los Whiskys de Fuego.

Te hacía dormido, dijo Siruis cuando lo vio entrar a la cocina. Siruis  sostenía con una mano el trago y con la otra acariciaba al gato que dormitaba en su regazo.

No puedo dormir, respondió Harry mientras se servía un gran vaso de Whisky. Probó un poco con sus labios y se dejó descansar sobre la silla.
Al tercer vaso de Whisky y una entrenida discusión sobre el futuro ganador del mundial de Quidditch con Siruis, apareció Hermione.

Todavía medio dormida, tenía una trenza que dominaba su rebelde caballera y llevaba puesto una sudadera roja con una gran H en el frente, que alguna vez había sido tejida por la señora Weasley, y para mala suerte de Harry, un pequeño short que dejaba al descubierto sus largas piernas que tanto lo enloquecían.
Se le olvidó su conversación con Siruis y toda su atención la dirigió ante la chica que caminaba por la cocina. Harry no podía dejar de pensar en lo sensual que se veía Hermione esa noche.
La seguía con la mirada cada paso que ella daba.

¡Cierto, Harry! Exclamó Siruis robándole la atención que tan descaradamente había puesto en Hermione.

¡Eh! ¿Qué?, preguntó Harry

Siruis lo miraba atentamente y con cierto gesto de desconcierto. Lo que provocó que Harry no pudiera evitar sonrojarse.

Que nuestra conversación a despertado a Hermione. Volvió a repetir Siruis sin dejar de observar a Harry.

No me han despertado, respondió Hermione parándose junto a Harry. Es que me ha dado algo de sed, y señaló su vaso. Y ustedes ¿que hacen aquí?.

Charlamos, respondió Siruis sin quitarle la vista a Harry.

Hermione los miró con cara de regaño. ¡Ya es muy tarde! Yo me regreso a la cama y ustedes deberían de hacer lo mismo.
Salió de la cocina con el vaso de agua en la mano y Harry la escuchó bostezar, pero  esta vez no se atrevió a seguirla con la mirada.

No aguantó más la mirada inquisidora de Siruis y exclamó ¿qué?... Y de un solo trago acabó con lo poco que le quedaba de bebida.

Nada, contestó Siruis. Deberíamos hacerle caso a Hermione. Siruis se levantó de la mesa y se dirigió a la salida. Ya en la puerta de la cocina exclamó: no te metas en problemas, Potter. Te he observado.

No sé de qué hablas, respondió Harry casi en un susurro.

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora