Hechizo de Luna.

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Desde la ventana de la habitación observaba la luna. Brillaba con mucha mayor intensidad a otras noches. La calle de Grimmauld place siempre era bulliciosa, pero esa noche estaba atípicamente silenciosa. Hasta la acostumbrada brisa de verano, que solía mover las ramas de los árboles, esa noche estaba ausente.
Como si alguien le hubiese puesto un botón de pausa a la noche, pensó Hermione.

Una voz interrumpió su cómodo silencio. ¿Herms, estás ahí?

Pasa Harry, dijo la chica sin despegar su mirada de la luna.

Te busqué y ya no estabas, ¿estás bien? preguntó Harry desde el arco de la puerta.

No te parece que es una noche extraña, hay tanto silencio ¡mira la luna! luce maravillosa. dijo la chica con un tono de voz que sonaba más a Luna que a ella.

¡Qué! Ah, si es una noche cálida. Contestó Harry sin prestarle mucha atención. ¿Pasó algo con Krum? se apresuró a preguntar nuevamente.

No Harry, no es una noche cálida. Es una noche diferente. No podía entender como Harry no lo percibía.

¿ Y tú, por qué llegaste tan temprano? Se veía que lo pasabas muy bien. Ella misma se sorprendió de escucharse decir esas palabras.
Se alegró de estarle dando la espalda a Harry y que éste no notara su rostro sonrojado.

Harry titubeo. Ehh, pues, yo, te busqué y no te vi, me preocupé.

No te preocupes por mí, yo estoy muy bien. Puedes regresar a la fiesta. Realmente prefería que Harry la dejara sola. Se sentía celosa con él y enojada con ella por todo lo que se permitía sentir en ese momento.

Escuchó los pasos de Harry que ingresaba completamente a la habitación, contó cuatro pasos, así que supuso que Harry estaba a la mitad de la habitación.

Pues la verdad prefiero quedarme. respondió Harry.

No se volvió a mirar a Harry, siguió con su mirada en la luna.

Era una chica muy guapa, dijo de pronto.

Es una veela, se apresuró a responder Harry.

¡Ay, Harry! Todos saben que tienes debilidad por las chicas guapas, veelas o no veelas. Nuevamente los pensamientos se le escapaban por entre los labios.

No entiendo a qué viene esta conversación.

El tono seco de Harry le hizo comprender que el comentario no le había agradado para nada a su amigo.
Debía callar, pero ya que se había atrevido hablar sintió que no podía parar.

Harry, tú no te fijarías en una chica de mi tipo, para ti las chicas como yo son invisibles. Las mejillas le ardían, las manos le sudaban y sabía que había dicho más de lo debido, pero sentía que se había liberado de algo que llevaba atorado en el cuerpo por muchos años.
Esperaba la réplica de Harry, pero lo único que escuchó fueron las pisadas de éste. Sonaron otros cuatro pasos. En lugar de marcharse como pensó que lo haría, Harry se acercaba un poco más a ella.

Herms, ¿a que viene este comentario?, preguntó nuevamente Harry en un tono más tranquilo.

Titubeó por un momento, pero de un pronto a otro las palabras volvieron al sitio donde las mantenía restringidas.
Mientras pensaba que inventar, escuchó nuevamente a Harry moverse de su sitio. Estaba ya muy cerca de ella.

¿Por qué no me has querido ver desde que entré a esta habitación? Dijo Harry en un tono suave, pero imperativo.

Harry, eres mi mejor amigo y yo te conozco muy bien y... No pudo continuar con su excusa. Harry estaba ya tan cerca que podía sentir como el cuerpo de éste le rozaba la espalda que el vestido había dejado al descubierto.

De pronto Harry se le acercó al oído. El tacto de los labios de Harry en su oreja la hicieron dar un pequeño saltito. Harry le rodió la cintura con un brazo y le susurró: hay algo que yo no comprendo. Si tanto me conoces cómo no te has dado cuenta de lo que me pasa contigo.

Te pasa conmigo, dijo ella en un hilo de voz

Cómo no te has dado cuenta que me vuelves loco. Harry la estrechó más junto a él y continuó susurrando. Dime por qué si sé que no debo, en este momento sólo deseo besar tu cuello.
El cuerpo le temblaba sin ningún control, el corazón le golpeaba el pecho, pero sólo podía ser un sueño, eso explicaba porque la noche le parecía tan diferente. Era una noche perfecta, pero sólo era un sueño. El mejor de los sueños.

Miró la resplandeciente luna que los iluminaba. A como pudo movió su tembloroso cuerpo y por fin estuvo frente a él. Harry tenía una expresión que no había visto nunca. Los verdes ojos le brillaban más que nunca, las pupilas dilatadas le daban una apariencia casi salvaje, una sonrisa pícara en su rostro. Era la versión más seductora de Harry y ella la descubría por primera vez.
Acarició suavemente los finos labios de Harry que relucían entre la frondosa barba. No pudo evitar morderse suavemente su propio labio inferior, llevaba tanto tiempo queriendo probar esos labios.

Harry entendió el mensaje, la tomó nuevamente de la cintura y la atrajo junto a él. Me vuelves loco Granger. Fue lo último que escuchó antes de perderse entre los besos y caricias de Harry. Podía sentir el deseo de Harry, como esos salvajes ojos verdes la devoraban con la mirada, mientras con las manos la despojaba lentamente de su ajustado vestido.
¡Tiemblas! Exclamó Harry y efectivamente el cuerpo le temblaba sin poder controlarlo. Estaba nerviosa, era cierto, pero temblaba porque no podía controlar todo las emociones y deseo que sentía en ese momento.

Harry suspiró fuerte y con el suspiro se fue su lujuriosa mirada, dejando unos ojos verdes con su acostumbrada mirada protectora. Se alejó un poco de ella, pero le tomó tiernamente la mano. Perdón, Herms, me dejé llevar.

Ella no le contestó, le soltó la mano y nuevamente buscó a luna. Seguramente era hora de despertar y el sueño se había acabado.

¡Herms! Dijo Harry suavemente.

No quería que el sueño acabara. Se giró de vuelta hacia Harry y con una voz más tranquila, exclamó: Harry, no estás haciendo nada que yo no quiera. Es mi... Iba a decir sueño, pero le dio miedo que al mencionar la palabra sueño despertara de golpe.

Se acercó más Harry, éste la miraba un poco precavido, pero pudo ver como nuevamente el verde salvaje volvía iluminar su mirada.
Se sintió con una confianza renovada y no muy común en ella o al menos no cuando estaba cerca de Harry. Le susurró al oído como él lo había hecho minutos atrás. Yo quiero ésto tanto como tú, Potter. Dijo estas palabras mientras lentamente le desabrochaba un botón de la camisa.
Los besos y manos de Harry le rocorrían por todo el cuerpo. Cada caricia de Harry le erizaban completamente, cada beso de Harry le resultaba embriagador.
Se dejaron llevar completamente por la pasión de esa noche mágica.










Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora