Lechuzas Francesas.

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Estaba sumida en el cotidiano intento de domar con el cepillo su rebelde cabellera. Se miró en el espejo, sus ojos ya no lucían rojos e hinchados. Ya no lloraba por las noches.
No era que ella y Ron ya no discutieran o que ya no le doliera o importara el pelirrojo. No, tan solo se había cansado de llorar.
Sabía que él también la pasaba mal, sobre todo ahora que todos tenían un rumbo definido, todos menos él.

Escuchó la voz de Harry que la llamaba desde el piso de abajo de la casa. Se imaginó a Harry plantado en la puerta observando el reloj con cara de impaciencia.

Se hizo una cola de caballo, dio un beso a Crookshanks, quién dormía plácidamente en su cama.

Bajo al primer piso y observó que tal como se lo había imaginado un impaciente Harry la esperaba en la puerta.

Vamos a tiempo, le dijo ella sujetando a Harry por el brazo.

En unos segundos dejaron atrás Grindmund place para posicionarse en frente del viejo ascensor del Ministerio.

Una voz proveniente del ascensor anunció: Planta principal - Salón Atrio.

Las puertas se abrieron y ambos entraron de forma distraída, estaban muy entretenidos conversando sobre el evento de la noche.
Le estaban preparando una reunión sorpresa a Neville. Querían celebrar junto a él su nuevo puesto como Profesor de Herbología en Howarst.

Gente entraba y salía en cada uno de los niveles del ascensor, así que poco a poco se iban corriendo a una esquina en el fondo del ascensor.

La conversación se interrumpió cuando la voz del ascensor anunció: Nivel 4. Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

Nos vemos, Harry dijo la chica despidiéndose mientras intentaba hacerse un campo entre la gente.

Caminó por un pasillo hasta llegar a su oficina. En ella un rótulo dorado indicaba: División de Seres.

Era una pequeña oficina con dos escritorios. El de Luna y el de ella.

Se sentó y sacó de una gaveta una enorme pila de archivos. Los colocó en orden alfabético con un sólo movimiento de su varita.

Desde una esquina se podía observar dos retratos. Uno de ella y sus padres y otro mágico en el que se podían ver a Harry, Ron y ella muchísimo más jóvenes.

Escucho un ruido extraño en la puerta de la oficina. Se levantó un poco de mala gana y justo cuando abrió la puerta una enorme lechuza blanca ingresó y se posicionó con bastante altivez entre los archivos del escritorio.

La lechuza comenzó ulular.

Vale, ya voy, le exclamó a la impaciente lechuza.

Era un sobre rojo con unas letras negras en las que se leía: Ministerio de Magia Francia.

Sintió un vuelco en el estómago, sabía lo que significaba ese sobre.
Ábrelo, se dijo...Pero si es un no,

La Lechuza ululo de nuevo.
Tienes razón, si no lo abro no voy a saber.
Con una mano temblorosa sacó la carta del sobre.

Estimada Señorita Granger.

El ministerio de Magia de Francia está comprometido con el ideal de formar magos y brujas especialistas en el noble Arte del Derecho Mágico y cabe recalcar que nuestro taller es uno de los más reconocidos a nivel del mundo mágico.

Hemos revisado sus brillantes calificaciones y aportes al mundo mágico, estamos encantados de aceptar su solicitud y contar con su presencia en nuestro próximo taller.

Atte:
Colette Smith
Directora del Departamento de Derecho Mágico

La lechuza se había quedado esperando hasta que ella terminara de leer, en cuanto vio que la chica levantó la mirada, salió de la oficina, moviendo sus majestuosas alas.

Tengo que contarle a Harry.
Tuvo el impulso de salir corriendo con el sobre en la mano, pero recordó que ahora era una adulta, así que, se conformó con salir muy rápido en busca de su amigo.

Subió en el ascensor hasta el departamento de Aurores.
Aceleraba más su paso a medida que se iba acercando a la oficina de Harry y por fin, una plaquita dorada en la que se leía: Oficina de Aurores B.

Abrió la puerta y Harry estaba medio sentado en el borde del escritorio.

Al ver a su amigo olvidó toda compostura y salió corriendo hacia sus brazos. Lo abrazó tan fuerte que Harry tuvo que agarrarse con una mano del escritorio y con la otra mano le devolvió el abrazo. Por la cara de asombro de Harry era notable que no entendía bien la razón de tal abrazo.

Me voy para Francia, le dijo aún sujeta del cuello de Harry.

¡Me aceptaron!

Oh, Hermione y la acercó aún más a su cuerpo, manteniendo el cálido abrazo.

¡Umm! escuchó un leve murmullo en su espalda. Se separó de Harry y al girar a su derecha vio que había un incómodo mago sentado en el antiguo escritorio de Ron.

¡Ay, disculpen! Pudo sentir como los colores le subían al rostro.

No se preocupe, Señorita...

Granger, Hermione Granger y le extendió la mano en señal de saludo.

El pálido auror de ojos grises y pelo castaño le respondió el saludo: Gilbert Leroy, mucho gusto Hermione.

Gilbert es mi nuevo compañero continuó Harry.

El auror se levantó y con una disculpa que parecía que se le acababa de ocurrir  se despidió de Harry y le dedicó una enorme sonrisa Hermione. Cerró la puerta dejando ambos amigos solos.

Harry, disculpa. Siguió insistiendo muy apenada.

Él la seguía mirando con ojos de ternura y con una encantadora sonrisa. De esas que la hacían sentir una extraña sensación.

No te preocupes. ¿Ya le contaste a Ron? Hoy vamos a tener doble celebración, le dijo mientras le sujetaba la mano

Ron... Susurró.
Se le había olvidado Ron y sintió como toda su adultez caía sobre sus hombros.

Esteee... Tengo que buscar la forma y momento adecuado para darle la noticia.

Harry la miró como si ella acabara de decir lo más descabellado del mundo.
Pero ella estaba segura que Ron iba a tomar muy mal la noticia.

Se marchó de la habitación no sin antes lograr que Harry le prometiera no decir nada.

Había pasado de un estado de emoción a sentirse muy preocupada. Por ahorita será un secreto entre Harry y yo, pensó.













Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora