Felices Para Siempre.

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Superada la sorpresa de encontrarse con el pelirrojo se dirigieron hacia su cuarto.
¿Dónde andabas? Preguntó Ron.

Ella levantó una bolsa blanca donde se podía distinguir algunos libros.

Ron sonrió. Hermione siempre que salía de compras regresaba con más de un par de libros.

Llegaron a su habitación. Puso la bolsa sobre una mesita negra que estaba junto a la cama. Se sentó en la cama y se percató que el pelirrojo se había quedado de pie a unos cuantos pasos de la puerta, desde ahí la observaba inmóvil.

¿No te vas a sentar? Le sonrió ella.

Notó como el rostro de Ron iba perdiendo su acostumbrado tono rosa hasta quedar un tanto pálido.

Hermione, tenemos que hablar.

La seriedad con que Ron había pronunciado estas palabras la hizo sentir aún más ansiosa de lo que ya estaba.

¡Vale!

El pelirrojo se tocaba compulsivamente las manos y exclamó sin previo aviso: quiero estudiar Dragones.

¿Queeé? Interrumpió ella que no podía creer lo que escuchaba.

Hay una plaza en Rumania con Charlie. Hace un mes envié una solicitud y me han aceptado.

Apesar de la palidez en Ron un gesto de felicidad se dibujaba en su rostro.

Por el contrario ella no salía del asombro.

Ron, rechazaste el puesto de auror porque no querías pasar tu vida siguiendo mortifagos y quieres ir a Rumania a seguir Dragones.

Ron la miró con ojos de no entender la relación que ella hacía. Es como si ella no comprendiera que cuidar Dragones era lo más maravilloso del mundo.

Siempre he querido cuidar Dragones.

La chica cruzó los brazos, entornó los ojos y exclamó: suenas como Hagrid, sabías.

Ron no pudo evitar dejar escapar una risita ante el comentario, dio unos cuantos pasos y se sentó junto a ella.

Ya sé que no es como una clase de cuidado de Criaturas Mágicas, pero Charlie lo hace y pues...
Ron parecía dudar de lo que iba decir, bajo la mirada y casi como un susurro terminó la frase: Harry también pudo. Tal vez yo también pueda.

Tras las palabras del pelirrojo Hermione había comprendido todo. Ron necesitaba realizar algo donde no se sintiera constantemente comparado con el famoso Harry Potter.

Si es lo que te hace feliz, exclamó la chica no muy segura de sus palabras.

Ron se acercó aún más, la tomó de la mano y ambos mantuvieron sus miradas conectadas.

Te amo, Hermione y quiero que estés conmigo en Rumania.

Hermione sintió un nudo en el estómago.

Ron,...

Escúchame, interrumpió Ron.

Te amo demasiado, tú lo eres todo para mí.

Hermione, ¿Te quieres casar conmigo?

No estaba segura de lo que acababa de escuchar. Ron le estaba proponiendo matrimonio o ella escuchó mal. Al juzgar por el rostro de Ron supuso que si había escuchado bien, lo que le hacía sentir un frío que le cruzaba el cuerpo.

Se hizo un eterno silencio entre ambos. Ella no salía de su asombro y el chico esperaba impaciente una respuesta

Yo sé que la noticia te ha tomado por sorpresa, Hermione, pero se supone que es aquí donde debes de hablar. El rostro de Ron volvía a palidecer.

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora