Poción Milagrosa.

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Los rayos del sol se filtraron por la ventana y unas pequeñas gotas de luz cayeron sobre su cara, se sentía bastante desorientada.

Auchh mi cabeza Un intenso dolor le hizo recordar la noche anterior.
Se miró en el espejo y vio que su cara era un reflejo de lo mal que se sentía. No tenía hambre, pero igual bajó a la cocina.
Harry ya estaba ahí con su negro atuendo de Auror.
Los aurores debemos ser como sombras, repetía cada vez que alguien le preguntaba por qué él no usaba una ostentosa capa.
Harry tenía una pequeño caldero del cuál salía un humo rosa que despedía un olor a rancio.
El olor se metió en su nariz en cuanto entró en la cocina.
Harry, no me digas que eso es desayuno
El mío no, pero el tuyo sí, dijo Harry muy sonriente. Esto te va ayudar con la resaca, es una de las pociones más importante que he aprendido a preparar. Le hizo un guiño y sirvió en una copa un líquido rosa.
Listo su desayuno, señorita Granger.
Sostuvo la copa con cara de asco.
Harry, yo no voy a tomar ésto.

Entonces te quedas con la resaca, dijo Harry encogiéndose de hombros.

Y por qué tu luces tan fresco, lo miró de arriba abajo. Los cabellos en su sitio, su barba recién hecha, un sutil aroma a menta. Sus facciones lucían tan relajadas que cualquiera podía asegurar que Harry había pasado una buena noche.

El beso de Bruja, contestó Harry nuevamente con una sonrisa burlona.

Me caes mal, Harry Potter. Tomó de un sólo sorbo el mal oliente líquido.

¡Ah sí! Ayer no pensabas eso. Ayer pensabas que era guapo e irresistible. Le dijo el chico con un nuevo guiño y se llevó la copa vacía.

Yo no dije eso, sentía como la cara le empezaba a hervir y no era precisamente un efecto de la poción.
Recordó cada palabra que le había dicho a Harry, pero no era su culpa. No lo había podido evitar, todavía se le erizaba la piel al recordar a Harry tan cerca.

Y luego tuvo otro recuerdo. Por un momento, tan sólo por un instante tuvo la sensación de que Harry la iba besar. Pensó que seguramente no era un recuerdo como tal y era una fantasía creada por su cerebro desubicado.

¿Mejor? Preguntó Harry. Sostenía un plato con tostadas y jalea de calabaza.

¿Eh?, dijo la chica regresando de sus recuerdos a la cocina. Estaba tan entretenida que no se había percatado que sus malestares habían desaparecido por completo.

Mucho mejor, como por arte de magia. Respondió con una renovada energía.

Este si es tu desayuno.

Gracias Harry, esto se ve realmente delicioso. ¡Muero de hambre!

Oye, no recuerdo que nos enseñaran eso en clases de pociones, añadió mientras devoraba las tostadas.

Es una obra de Siruis. Dijo Harry mientras servía una taza de café.

Yo qué, escucharon la voz de Siruis que en ese momento cruzaba por la cocina.

La posión, le respondió Harry señalando con una mirada un maliciosa a Hermione.

¡La pasaste bien anoche, eh! Dijo Siruis repitiendo la sonrisa burlona de Harry.

¡Bueno, ya! Dijo la chica casi sumergiéndose en la taza de café.

Minutos más tarde los tres iban ya en el ascensor del ministerio. En el viejo ascensor reinaba un silencio total. Hermione seguía sumida en recuerdos de la noche anterior, por su parte Siruis y Harry también hilbanavan algún pensamiento en el cómodo silencio.

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora