12- La persecución de Brujas.

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Los ojos penetrantes de Willem Van de Walle me provocan escozor en los senos

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Los ojos penetrantes de Willem Van de Walle me provocan escozor en los senos. Es normal que atraigan la atención, pues desbordan el corsé de la diseñadora Stella McCartney. La mirada se ha quedado prendida en ellos y me acaricia la piel, creo que ni con una puerta de acero de por medio podría evitarla. Sería capaz de traspasarla con su visión de rayos X igual que Superman.

     Se supone que la profesión de marchante de arte lo convierte en un ser incisivo. Y más en su caso, ya que se dedica también a reproducir las obras de pintores flamencos de renombre. En situación normal me sentiría halagada porque es un hombre que ronda la treintena, muy guapo, atlético, alto como la mayoría de los belgas, de pelo rubio oscuro y de ojos azules. Stone y yo no estábamos seguros de cuál era su inclinación sexual, así que nos hemos vestido los dos muy sensuales.

     Después de ducharnos juntos he ayudado a Noah a prenderse la camisa negra de Dior que ahora lleva puesta y le he dejado sin abrochar los últimos botones. Los músculos se le marcan de una manera que me dan ganas de regresar al hotel, de tirarlo sobre el lecho de nuevo y de hacerle el amor con frenesí.

     Me esfuerzo para quitarle la vista de encima y dedicarle por entero mi atención a Van de Walle. Para lograrlo me concentro, primero, en la reproducción de Circe y los compañeros de Ulises, el cuadro de Stradanus —un pintor nacido en Brujas— que cuelga detrás del comerciante. Muchos piensan que es italiano porque engendró El laboratorio del alquimista en el Studiolo  de Francisco I y también trabajó durante años en Florencia, en la corte de los Médicis.

—Sería importantísimo para mí que me consiga originales de la Escuela Flamenca de Pintura. —Me le acerco tanto que le coloco los senos casi debajo de la nariz: él está sentado detrás del escritorio, yo delante y Stone escruta las cámaras de seguridad con la excusa de analizar los retratos—. En Londres lo he intentado todo, pero no he podido hacerme con alguno de ellos, siempre se me adelantan... Pagaría lo que fuese...

     Y mientras le musito este pedido aleteo las pestañas con coquetería. Quizá lo tiente mi sugerencia velada, ya sabéis, intercambio de favores sexuales por cuadros. Lo cierto es que he impresionado a de Walle al llegar en mi Aston Martin así que sabe que el dinero no me falta. Es normal que alucinara porque aquí no pueden entrar los vehículos e hice que el mío acelerase y derrapara al aparcar con la habilidad propia de una experta.

     Os preguntaréis cómo me han enredado otra vez en una misión para el MI6. Con la finalidad de concluirla de modo exitoso hoy estoy aquí, en Brujas, una de las Venecias del Norte cuyo nombre —Brugge— significa puentes. Sé que he prometido no volver a intervenir y es comprensible que os lo preguntéis, también me gustaría saber la respuesta. Supongo que el subidón de adrenalina resulta adictivo.

     No hay otra explicación. Porque ponerme del lado de las niñerías de los que mandan a los servicios de inteligencia, aunque sea el de mi país de origen, va en contra de mis principios. Acostumbran a recrear sus juegos de mesa favoritos —tipo Risk— y se olvidan de que afectan nuestra vida real. Siempre repiten la misma tontería y tropiezan con la misma piedra: ponen a un dictador, lo arman y lo llenan de dinero, el dictador se crece, arman a los rebeldes y llenan de dinero a la oposición, cambian de dictador, se vuelve a crecer y así hasta el infinito.

La médium del periódico #1: The Voice of London (éxito Wattpad WEBTOON Studios).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora