14- Los tiburones blancos de Sudáfrica.

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Las leonas del Kruger National Park —a estas alturas del safari mis hermanas—, me alertan

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Las leonas del Kruger National Park —a estas alturas del safari mis hermanas—, me alertan. Noto, por su actitud y antes de escuchar sonido alguno, que alguien se acerca.

—Tranquila. —Me calma Anthony, mi único compañero de viaje—. No son amigos, a diferencia de los félidos, pero puedes con ellos.

     Rebobino para que no os perdáis. Me he alejado de Willem Van de Walle por unos días, resultaba agobiante con tantas atenciones amorosas y delicadas. Resulta contraproducente confraternizar de este modo íntimo con el enemigo, pues igual le coges cariño y te olvidas de su maldad. El parque está a unas diecisiete horas de Ciudad del Cabo y a él lo reclamaban los negocios, por eso no ha venido. ¡Menos mal! Se supone que he contratado un par de guías aborígenes, pero vosotros sabéis que no los necesito y que sería un gasto inútil.

—¿Es Willem? —Observo cómo se aproxima un Land Rover viejo con ocho individuos encima, apretujados como caracoles en lata, y el corazón me bombea más rápido—. ¿Al fin ha espabilado?

—No, pero no te digo más. —Chasquea la lengua—. Perdería emoción nuestra aventura.

—¿No madurarás nunca, daddy? —Efectúo un gesto de resignación.

—¡Nunca! —exclama con su célebre sonrisa—. ¡Se nos escaparía la sal de la vida, hijita!

      No le recuerdo que él ya está muerto —suele olvidarlo— porque el vehículo se coloca al lado del que hemos alquilado y se bajan de él hombres armados con fusiles, todos de raza blanca.

      Uno de ellos —el más grande, el más prepotente y con acento afrikaans— me pregunta en mi idioma:

—¿Es usted la novia de Willem Van de Walle?

      Solo me falta esto, que me emparejen con el mafioso y que no comprendan lo evidente, que se trata de una simple aventura. Noto que Lilibeth —así es cómo he bautizado a la leona alfa en honor a Elizabeth Windsor— comienza a acercarse y lo acecha para defenderme. Mi alma sioux, según he podido averiguar aquí en Sudáfrica, no se limita a la llanura de Montana.

—No, no lo soy —recalco las palabras—. Solo somos simples conocidos. Pero si me pregunta si me alojo con él la respuesta es afirmativa.

     Me avasalla con el cuerpo y me devora con la mirada. Se nota que domina al resto y que es el cabecilla. Cada músculo es como el cañón de un tanque de guerra. Además, el aspecto guerrero se acentúa porque está vestido con ropa de camuflaje en tonos marrones, al igual que los demás.

     Lilibeth ahora se esconde tan cerca —detrás de ellos— que podría arrojarse sobre el sujeto y matarlo de un bocado en el cuello. No la huelen porque el viento le resulta favorable. Yo la contengo mediante una mirada y me entiende enseguida.

—Tiene que venir con nosotros. —Me coge del brazo con fuerza—. Mi jefe la espera.

—¿Puedo saber para qué? —inquiero, curiosa.

La médium del periódico #1: The Voice of London (éxito Wattpad WEBTOON Studios).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora