27- Dominatrix.

1K 124 36
                                    

¡Ay, Camps Bay, mi querido Camps Bay! Me encuentro sentada —sola— encima de las rocas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay, Camps Bay, mi querido Camps Bay! Me encuentro sentada —sola— encima de las rocas. Desde aquí tengo una magnífica vista de la arena en la que hice el amor con el mafioso. Y también de la montaña de la Mesa, cuya cima luce tan plana como mis emociones a causa de la erosión. Aspiro el aire perfumado a salitre, a rocas y a tierra. Creo que esta elevación natural me protege de los abrumadores sentimientos y que me recuerda que todo cambia y se transforma.

     Porque no os mentiré. En realidad preferiría ser plana, inmune a las emociones igual que en el pasado. Algo ha cambiado y no lo entiendo. ¿Qué diantres intento yo aquí? ¡Difícil saberlo! ¿Quizá volver al comienzo, cuando era consciente de que se trataba de una mera misión? Es posible. ¿O ser insensible a sus palabras, a su perfume, a sus caricias y a sus mentiras? El mafioso me había utilizado como tantos otros hombres. Yo era el medio que el traficante empleaba para espiar a Nathan.

     Aspiro de nuevo el aire impregnado a sal. Huele a él. ¡Aquí todo me lo recuerda! Pero no os equivoquéis, he cogido el avión por trabajo y no por masoquismo. Me llegaron numerosas invitaciones para que expusiera Desafíos marinos  en varias ciudades sudafricanas. ¿Cómo negarme si de este país eran gran parte de las fotografías? Acepté con la condición de que hiciéramos al mismo tiempo la de los elefantes en salas distintas.

     Por este motivo iba y venía con el Mercedes Benz alquilado de un extremo al otro de Sudáfrica. Hasta hoy, el día en el que me han derrotado los recuerdos. Lo único que me alegra es pensar en lord Sardina la noche de la función de ballet y rememorar cómo el rostro se le congestionaba a medida que yo le soltaba verdades como puños. No es de extrañar, de un tirón lo llamé pobre, insignificante, feo y viejo. Luego se levantó y huyó con la cola entre las patas, sospecho que para nunca más volver.

     Me figuro que a la jornada siguiente a Willem Van de Walle, al pez, a lord y a lady Pembroke se les atragantaron nuestras fotos, pues destacaban en las páginas de sociales de todos los periódicos. ¿Os imagináis las caras de mis progenitores al enterarse de que mi abuela y yo los desheredamos y cuál es la cuantía de mi fortuna? Porque Salmond es un correveidile, deben de arrepentirse por no haber reprimido su decepción por la hija que les tocó.

—Contigo quería hablar. —El mafioso me telefoneó, fue el primero en reaccionar.

—Pensé que habíamos terminado. —Parecía muy calmada a pesar de las king cobra que se me enroscaban y desenroscaban en las tripas.

—¿Eso pensabas? —me interrogó, furioso: era la primera ocasión en la que lo escuchaba enfadado conmigo—. ¿Que después de lo que me has hecho iba a dejarlo así? ¡No te entiendo! ¡¿Cómo has podido?!

—¿Cómo has podido tú? —le grité, con rabia, la ecuanimidad británica se me había ido al garete.

—¡¿Yo?! —Se notaba que no esperaba reproches—. ¿Cuando me has convertido en el hazmerreír de mis hombres? Y las fotos con lord Salmond: ¿para qué? ¡Qué sentido tiene esa niñería! ¡¿Burlarte más?!

La médium del periódico #1: The Voice of London (éxito Wattpad WEBTOON Studios).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora