Una esclava fugitiva se encuentra con un grupo de piratas que pueden salvarla del inhumano destino de la esclavitud. Sin embargo, tiene que pagar un precio alto, perverso y salvaje. Solo la suerte o el amor pueden salvarte de una aventura tan peligr...
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Una vez dentro del barco, descansó en su habitación, con el permiso de su capitán. Kid y los demás querían hacer de esa isla una base para ellos, pero tendrían que explorarlo todo hasta estar seguros de que podían hacer de ese lugar su "propiedad". Estaba tan cansada ese resto del día que no hizo nada. Pero al día siguiente, estaba mejor y lista para volver a sus deberes. Se preguntó cuándo volvería a casa, a su hermana ...
Kid le ahorró a la morena sus avances antes, pero ahora quería terminar lo que no pudo hacer en el momento en que ella salió del baño en el río. Después de un largo día de servicio, dejó que todos los demás se fueran a la cama. Fue al palco que era su habitación y llamó a la puerta.
- ¿Quién es? (t/n) preguntó desde adentro.
- Yo, ¡abre la puerta, pronto! ordenó Kid.
(t/n) lo hizo, siempre mirándolo con miedo. Fue un momento para que el pelirrojo la mirara de arriba abajo y volviera a mirar ese cuerpo esbelto y curvilíneo, cuya ropa no podía disimular sus curvas femeninas.
- ¿Qué quiere, capitán?
- ...¡Uds! - dijo tirándola del brazo sin hacer ningún esfuerzo extra, llevándola al mismo sótano donde tuvieron su primer momento íntimo juntos.
Kid lo arrojó entre esos mismos henos y comenzó a deshacerse de los cinturones y el abrigo grande. (t/n) lo miró sin tanta sorpresa, ya se imaginaba lo que quería ese hermoso cuerpo de piel casi pálida. Se arrodilló, gateando a cuatro patas hasta que se encontró cara a cara con ella.
- Capitán ... yo ...
- ¡No me llames capitán mientras estemos solos! - la interrumpió.
Contenido +18 :
- Lo siento... - cerró los ojos cuando sintió que el otro extremo de la frase la llenaba de violentos besos en la oreja. - ... pero ... no me siento bien haciéndolo aquí y ahora ... - logró expresar su leve timidez ante ese enorme hombre que ya estaba encima de ella, todavía a cuatro patas.
- Relájate... ¡los demás no vendrán aquí ! - se bajó la cremallera de sus propios pantalones, bajándolos justo debajo de sus nalgas.
- ... ¿y será ... siempre así? Preguntó (t/n), su voz un poco ronca.
- ¿Siempre como qué? Kid se detuvo y la miró a los ojos.
- ... ¡Qué estás haciendo! - Salió rápidamente debajo de él, de pie y apoyada contra la pared cerca de los henos donde estaban. Se dio cuenta de que estaba desnudo de los muslos para arriba. La asustó, mientras inconscientemente atraía sus ojos.
