Capítulo 24 - Alacrán

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Maurizio.

Bajo del auto y me dirijo hacia la cafeteria donde entro buscando a la persona, encontrando la en una de las últimas mesas del fondo.

Avanzo a pasos firmes, cuando llego tomo asiento frente a ella.

- Pensé que no vendrías - dice apenas verme.

- ¿Para qué me buscas? - preguntó.

- Advertirte, ella mato a Luigi y eso no se quedará así - afirma.

- Sabías que eso pasaría al enterarse que él la engaño y traicionó - me relajo viendo sus ojos color miel.

- No he terminado.

- Para mi si y me vale una mierda lo que quieras hacer, ya no estoy bajo tu orden.

- Cuida lo que dices - advierte.

- Quieres una venganza de la cual ella no tiene nada que ver, estás cavando tu propia tumba al meterte con Nicoletta.

- Guarda silencio Lombardi, que no tienes ni puta idea de lo que pasó - sus ojos me miran con frialdad - Solo te advierto una cosa, de que la voy a tener para cobrar venganza la tendré, no me importa quien muera en el camino.

- ¿Ya acabaste? - pregunto tranquilo, la mirada de odio que me lanza hace que le de una sonrisa ladina - Eres un ángel entrando a el infierno, no conoces nada del infierno, lo que sea que hayas pasado no tiene ni una pizca de infierno.

La dejo y solo me digno en salir de esa cafetería, subo a mi auto para ir rumbo a la base.

(...)

Llego tomando en cuenta que las camionetas ya están lista para el encargo, entro a la base colocando mi huella digital y el código.

Dejando que las puertas de metal se abran.

Avanzo llamando la atención de mis hombres y los de mi padre.

- Ey viejo ¿Dónde estabas? Te estábamos esperando - Kadir, se pone a mi lado.

- Solo demoré, cinco minutos.

- Esos cinco minutos son valiosos.

- Salimos en 3 minutos ten preparado todo - antes de que se vaya le digo - Y Kadir, mira que todo esté en orden, sabes que odio que las cosas no salga según lo planeado.

- No te preocupes Maurizio, tendré todo listo.

Voy hacia mi despacho, entro buscando la información de la entrega de hoy, la puerta se abre dejando a la vista a mi papá.

- Iba a darte la ruta de la entrega - asiento - ¿Fuiste siempre al encuentro? - vuelvo asentir - ¿Qué te dijo? - pregunta.

- No la dejara, hasta tenerla, no debiste de haber aceptado.

- Sabes que tenía que hacerlo, hablé con arcangel, ya sabe todo - dejo de leer para prestarle más atención - No le dirá nada a ella.

- Pero es su hija ¿Por qué no decirle? - preguntó, tratando de analizar lo que me está diciendo.

- Fuiste a una misión con ella, sabes cómo trabaja, es mucho más astuta que nosotros, mucho más ágil, sabe cómo actuar, es inteligente, ella sabe muchas cosas.

La Diabla de la Mafia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora