Epílogo.

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La peor lucha es la que no se hace

- Karl Marx


7 años después

Azael.

- ¡No corran, se golpearan! - exclamo viendo a los niños correr afuera en el jardín junto a Mino el pastor alemán que Nicoletta le regalo a Vincent.

- Déjalos, no les pasara nada.

- Me preocupo por los cuatrillizos.

- Tienen cinco años estarán bien, solo están jugando.

Dice irónica mientras recarga su arma.

- Eres su madre, por lo menos expresa que te preocupas por ellos.

- Que gruñón estas hoy bloddy demon - se burla.

- Necesito un té de manzanilla.

- Claro, estaré con los niños afuera.

Pasa por mi lado saliendo al jardín uniéndose a los niños.

Adeena, Nikos, Rheanna y Azazel, son los cuatrillizos, fueron muchos los intentos de dejar embarazada a Nicoletta, pero, nada daba resultado por lo que dejamos de intentarlo.

Cuando supimos que estaba embarazada lo celebramos en grande, pero, todo se complico cuando supimos que no era un bebe si no cuatro.

Nicoletta entro en muchas crisis nerviosas antes del parto tan solo la idea de que daría a luz a cuatro bebes la ponía paranoica.

No supimos sus sexos hasta el día que nacieron, dos hermosas princesas y dos varones.

Me bebo el té a pequeños sorbos.

- ¡Tío!

Me sobresalto con el repentino chillido de la hija de Alessandro, regando el té en mi camiseta.

- Mocosa - refunfuño.

- Vamos a juagar, porfis - ruega.

Jala mi brazo cuando no me muevo.

- Layla - Aless llama a su hija, la cual me suelta trepándose como un mono encima de él.

- ¿Él tío Azael no quiere jugar? - le pregunta.

Mi mente trabaja a la velocidad de la luz cuando ya se lo que planea.

- No papi.

- Vamos a enseñarle que las princesas no se les hace esperar.

- ¡Siii!

Salgo corriendo a el jardín, con Aless detrás pisandome los talones.

- Ven aquí maldito, no huyas.

Aprieto el paso viendo como saca su arma, llego donde Nicoletta poniéndome detrás de ella, agarro el arma que me pasa Lorcan apuntando hacia Aless.

Nicoletta niega con la cabeza.

- Vivo con niños - bufa quitándose.

El agua toca mi rostro, me giro hacia Aless y Layla que sostiene el arma de agua.

- ¡Otra victoria! - gritan ambos.

Alzo el arma apuntándola hacia ellos, apretando el gatillo que suelta el agua que le cae a ambos dentro de la boca.

- Bien hecho papi.

Me halaga Lorcan posicionándose a mi lado mientras Aless le seca el rostro a su hija.

La Diabla de la Mafia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora