9 | A strange reading club.

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| Un extraño club de lectura.

No recuerdo con mucha claridad lo que pasó después de que me quedé inconsciente en los escalones de la entrada de la Casa Eichen, despertando en el asiento de copiloto de mi auto luego de un rato, despertando de nuevo en la madrugada, acostada jun...

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No recuerdo con mucha claridad lo que pasó después de que me quedé inconsciente en los escalones de la entrada de la Casa Eichen, despertando en el asiento de copiloto de mi auto luego de un rato, despertando de nuevo en la madrugada, acostada junto a Isaac en su cama, y volví a dormir hasta que la hora de ir a la escuela llegó.

Afortunadamente, las cosas no fueron incómodas cuando Isaac despertó, comenzando por el hecho de que no preguntó el motivo por el cual no había estado hablándole en lo absoluto los últimos días. Ocultarlo no me hace sentir bien, pero el que no esté haciendo preguntas me mantiene bastante tranquila.

—Entonces, ¿básicamente estamos buscando conductas anormales? —me pregunta Theo, apoyado contra la baranda del segundo piso, ambos mirando hacia el jardín principal de la escuela.

—Alguien que esté actuando raro —confirmo con un asentimiento.

Según el mensaje de texto que mi hermano acaba de enviarme hace unos minutos, la policía había encontrado ocho nuevos agujeros en el campo de lacrosse ayer por la noche, lo cual significa que hay ocho quimeras nuevas. Scott está en la escuela también, ya mejor que ayer, y nuevamente me pidió que hablara con Theo porque él estaba atendiendo asuntos escolares.

La clase de biología avanzada será genial para ayudarlo a entrar a la universidad que desea y convertirse en un veterinario algún día, pero consume mucho de su tiempo y eso me deja a mí como la encargada de hablar con Theo porque mi hermano no puede verlo en un radio de cinco metros o va a enloquecer.

—Pero ¿no todos en la escuela son raros? —pregunta, mirándome.

—Sí, buen punto —admito en un suspiro, alejándome de la baranda para comenzar a bajar las escaleras. Theo me sigue sin dudar, colocándose a mí lado, ambos sujetando las copias del libro.

—Ey, ¿recuerdas que Tracy empezó la matanza después de leer eso? —pregunta con interés.

— ¿Crees que es una mala idea?

—Creo que Malia casi haya sido atropellada pudo haber sido malo. —Suspiro mientras asiento, rascándome la mejilla—. Es por eso que no lo han terminado, ¿cierto?

—Lo haremos —aseguro, doblando a la derecha para caminar por el jardín.

—Mira, vine aquí esperando encontrar una manada. No planeé ver una desintegrarse —comenta.

—El libro es todo lo que tenemos —musito.

—Entonces lo leeré también —sentencia—. Y te acompañaré a clase de biología. Me queda cerca de mi clase —explica.

Asiento con la cabeza sin decir nada, atravesando el jardín en silencio, sintiendo como su mano roza accidentalmente con la mía.

—Vamos a reunirnos en casa de Scott. Te enviaré su dirección y la hora por mensaje —explico, acomodando la correa de mi bolso sobre mi hombro.

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