ZIA
01 de abril
Con la mirada en el techo blanco pasos comienzan a resonar apresurados, mis ojos se cierran y suspiro frustrado, no es mi deseo lo que se avecina, entre mis planes estaba viajar, conocer en persona lo que sé por medio de los libros, tener la posibilidad de lograr lo que le impidieron a mi padre, pero él actuó igual y sin más me comprometió con la princesa del continente contrario. Miro a mi derecha donde algunos muebles decoran el camarote, me es confuso lo que siento ahora mismo, aquí a tan solo kilómetros del Reino de las Sombras. Por siglos pase molesto desde que me anunciaron acerca del compromiso y como de costumbre termine adentrándome en innumerables riñas con mi padre por ello, mi madre al contrario intentaba convencerme de ser una buena decisión, pretendiendo convencerme al hablarme de la risueña chica. Y ahora aquí estamos, a nada de conocerla.
Desciendo del segundo piso de la litera para colocar sobre mis hombros mis pertenencias escuchando como pasos se acercan a la habitación, más que seguro de quien se trata. Paso de él al traspasar la puerta escuchándolo seguirme con sus quejidos por mi supuesto comportamiento.
—Oh vamos, ya llegamos quita esa cara y deja de comportarte como un crío -ruedo los ojos ignorándolo, sabiendo que de los cuatro es quien más me insistía con tomar las cosas con calma y lo viera como el inicio del viaje.
Emito un sonido de burla al recordarlo, «como no».
—Eres idiota, lo sabes ¿no?
Enarco una ceja al escucharlo viendo la peculiar expresión que suele poner cuando está a punto de reñirnos.
—Me preocupa Terumi, sigue haciéndose ilusiones. Y no sé porque demonios se te ocurrió decirle aquello antes de saber lo del compromiso.
—No lo pensé -me excuso.
Suelta una risa burlona a lo que lo miró de soslayo.
—Dime, ¿cuándo usas el cerebro?
Reímos andando a paso lento por los pasillos pensando en que, ya aquí no hay vuelta atrás.
—Dicen que en Sol Saliente las personas son risueñas.
Frunzo el ceño por sus palabras entendiendo lo que pretende, lo cual comienza a molestarme.
—Solo mira a tu madre, no por nada todos nos encariñamos con ella.
—Cierra la boca -gruño fastidiado.
—¡Solo inténtalo! No pierdes nada con ello -murmura esto último, —al final si no funciona, podrán anularlo -vuelve a murmurar con el fin de que nadie a nuestro alrededor escuche.
—Que caras.
Escucho a la castaña en cuanto llega en lo que ambos nos mantenemos de brazos cruzados.
—¿Qué pasa con ustedes?
—¿Tú que crees? -observo a Karim quien igual me lanza una mirada, molesto.
Al dirigir la vista a Terumi la veo observarme distinguiendo en su expresión una pizca de felicidad provocándome incomodidad, opto por alejarme del árbol en el cual me apoyo andando bajo las estelas del sol, veo el andar de los humanos, sus prendas demasiado ligeras y algunos que otros buscando evitar al sol, pero durante todo el trayecto sus miradas terminan confundiéndome, es como si temieran u ocultaran algo.
Ya en el bosque no pierdo detalle alguno maravillándome con su plenitud, percibiendo la batalla del sol con las ramas por adentrarse entre ranuras e iluminar otorgando una bella imagen que retratar. Atravesamos un gran tramo, adelantándome entre los demás cuando estamos por llegar recibiéndonos un gran muro a base de rocas rodear todo el reino, algo realmente hermoso. Al atravesarlo no sucede nada, distingo a mi padre fruncir el ceño, aun así, no nos detenemos, no hasta avanzar un poco más encontrando manchas en el piso, aumento la velocidad, observo a mi alrededor captando ruinas y más sangre seca por diversas partes y volteo hacia mi padre. Lo veo seguir adelante, sigo sus pasos encontrando lo mismo a donde sea que vayamos, el lugar está vacío.
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Compromiso roto
VampireAkemi lleva años siendo sometida, prisionera de quien debía protegerla, mismo que lleva a cabo actos crueles con tal de satisfacer sus deseos carnales. La antes muñeca de porcelana, gentil y delicada, es ahora un simple títere que lleva tras de sí u...