26. Cenizas

7 2 10
                                    

NARRADOR

—Vamos a ver a mamá -alegre expresa la joven con el pequeño en brazos, —sí, vamos a ver a mamá -sonríe ante los gestos que él bebe produce, pucheros típicos de recién nacidos.

Al salir verifica la nula presencia en la casa por lo que segura se encamina a la otra habitación. A simple vista ella podría pasar por la madre de la criatura, ambos de tez morena clara aterciopelada, cabello castaño y lacio. Como única distinción, sus ojos color chocolate comunes a comparación de lo peculiares que son los del pequeño de un blanco puro.

Tras cerrar alza la vista esfumándose su sonrisa ante la expresión desalentadora de la pelinegra.

—¿Akemi? -le llama, la susodicha no responde desanimando a quien lleva al niño en brazos. —Traje a Drake -intenta animarla, pero sus ojos apagados ni siquiera se elevan. —¿Akemi?

Con la criatura en un brazo se acerca para tocarla logrando así llamar su atención, pero sus ojos no reflejan nada.

—¿Akemi? Traje a Drake.

Nula es su respuesta.

Desanimada permanece a su lado con él bebe en brazos desconcertada por la extraña actitud de la pelinegra pues hace apenas el día anterior lo había recibido con mucho amor.

Días transcurren en los cuales parece ajena a lo que la rodea, tras casi dos semanas parece reaccionar volviendo a ser ella, pero incluso los recuerdos son nulos en su memoria, hecho que desanima a la chica, más aún cuando Kyle aprovecha la situación hasta que todo termina en un bucle interminable.

★★★

En su mirar tristeza se refleja, barrotes la separan de la vida que se muestra en el exterior mientras su pecho simplemente se siente vacío, aquella extraña sensación le causa dolor y confusión. Pesadas siente sus muñecas, su mirada desciende a ellas, cadenas invisibles la sujetan, dichas cadenas la retienen desde la cabecera de la cama, pero no es metal lo que daña sus muñecas, es cuerda lo que él utiliza al sujetarla.

Sobre esa cama solo existe el dolor, dicho dolor a él le produce placer. No es capaz siquiera de mirarlo, le repudia su desnudez, él o ella, mientras uno se encuentre en ese estado lo que acontecerá ya es sabido. ¿Podría haber algo peor? Ella sabe que sí, siempre puede haber más, siempre hay algo que lo puede empeorar. Pero solo hay dos que suelen ser comunes, si mirarlo es repulsivo, el asco incrementa cuando sus ojos detectan su miembro. Respirar no es posible y el calor en el interior de su boca es abrasador. Aquello que más suele llevar a cabo causa mayor dolor en su cuerpo, sin aviso alguno solo se transforma abusando de ella en aquel estado.

★★★

Sombría es la habitación de opacas paredes color marrón, un cuarto de tortura donde este puede multiplicarse por dos. En un sitio donde todo es monótono y diverso a la vez simplemente se es consciente de una cosa, resistirse tan solo causa mayor dolor, luchar no es posible cuando no existe fuerza para lograrlo. Con el tiempo Akemi no solamente dejo de resistirse, sino que no valía la pena seguir alimentándose, dicha acción no solo causaba debilitarse, podían presentarse hematomas más fácilmente, el dolor incrementaba en su cuerpo y sostenerse se volvía una tarea compleja. Si en algún momento quedaba inconsciente tan solo requerían hacerle una transfusión.

Pero aun cuando todo parece repetirse sorpresas pueden presentarse, ver a dos jóvenes ingresar a la habitación no solo causa desconcierto en la pelinegra, violento palpitaba su corazón y aunque intenta rechazarlos ellos no ceden haciéndolo creer que por ser más jóvenes ella debería disfrutarlo.

Desnuda sobre la cama con la cara húmeda producto de las lágrimas el sonido de la puerta abrirse parece su salvación, ambos jóvenes salen despavoridos, pero las palabras que Kyle pronuncia son una alerta mayor, la culpa a ella y como era de esperarse prosigue su tortura. Al día siguiente gritos llaman su atención, la potente voz del alfa le causa escalofríos, así mismo es capaz de reconocer a la persona que discute con él, la voz femenina parece contrariada, es Kelly, la misma que siempre atiende sus heridas.

El miedo la consume cuando abruptamente se abre la puerta, la furia se aprecia en los ojos del hombre misma que descarga en ella. Brusco y con el único propósito de causarle daño no para hasta estar saciado, día tras día simplemente abusa de ella, no repara en el daño causado centrándose únicamente en descargarse.

El dolor no solamente se vuelve insoportable, sino que tras días de lo mismo ya no es capaz de quejarse, cansada, débil, en silencio sufre respirando con suma dificultad percibiendo su propia sangre. Incapaz de moverse permanece en el mismo lugar, él tan solo es capaz de notar aquello yéndose y volviendo únicamente para copular. Su acción se repite por días hasta que en una ocasión no solo percibe la piel fría de la pelinegra, sus ojos no se abren, su aspecto es demacrado, hematomas de diversos colores decoran casi la totalidad de su piel, mordidas y rasguños se observan, el daño causado es severo, podría pasar por muerta.

Verla en tan mal estado es una gran sorpresa para el alfa, pero la culpa no dura lo suficiente pues mientras Kelly atiende en llanto las heridas de Akemi tragándose su dolor al momento de informar de su estado a Kyle, este simplemente se ausenta jugando a la pareja con otra mujer.

Compromiso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora