27. Afecto

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AKEMI

Sobre la cama con las piernas dobladas veo el retrato que decora la hoja en el block, acaricio el dibujo apreciando el rostro de Adel posteriormente lo dejo a mi izquierda para tomar el cuaderno a mi derecha junto a la pluma sobre este para escribir, titulando dicho apartado con el nombre de él.

Adel

Mi hermano, de bella sonrisa y ojos alegres, contagia armonía, pura es su alma. De piel blanquecina como la nieve, posee bellos ojos de un iris color violeta con destellos suaves y centellantes alrededor de la pupila. De expresión risueña y hermosa sonrisa. Era carismático de naturaleza, entregaba su corazón en cada acción.

Lágrimas se derraman cayendo alguna que otra gota sobre el papel antes de limpiar mis mejillas. Tan solo tenía treinta y uno de edad y ya no está. Cada vez que lo veo hay una sonrisa en él, tampoco deja de repetirme lo valiosa que no solo era para él. Buscaba acapararlo cuando era pequeña, al crecer desee que tuviera una pareja, eso no ocurrió. No había día en que no estuviera a mi lado, siempre estaba ahí, si algo me asustaba, si no ponía atención al estudiar, si había que entrenar. Siempre estuvo para mí.

—¿Akemi?

Con lágrimas en los ojos volteo para verlo en el marco de la puerta, sube a la cama, cierro mis ojos cuando deposita un beso en mi sien, en poco se encuentra tras de mí abrazándome.

—¿Por qué tenía que morir?

Es lo único que sé, no están más aquí, pero aún no recuerdo lo que ocurrió con exactitud. Adel, mamá, papá... Es extraño saber que los olvidé, que por mucho tiempo creí que no existían. Aún resuenan en mi cabeza las palabras de Kyle aquel día, según él tan solo lograron salvarme falleciendo todos los demás.

Zia coloca todo a un lado mientras me apoyo en su cuerpo, su cercanía y su aroma siempre logran calmarme. Abro los ojos al sentir presión sobre la cama, al rato tengo a Drake abrazándome envolviéndome con su calor, antes era extraño tenerlo así, el sentirlo, no solo me acostumbre, me gusta sentir su calidez.

Poco a poco he ido aceptando la realidad, el hecho de que soy su mamá, que nació del abuso de Kyle. Intento pensar que es la razón por la cual lo detestaba, el motivo por el cual lo evitaba, aunque eso no evita la culpa, recordar su mirada, escuchar su llanto, sufría por mi culpa, le cause daño. En cambio, ahora él me abraza, no lo merezco, aun así, no quiero dejarlo ir. Una vez más soy egoísta.

Debí protegerlo como Adel hizo conmigo, en vez de eso lo rechace, lo repudie. Drake debería odiarme, incluso Zia debería hacerlo, no los merezco, pero no puedo alejarme de ninguno de los dos, no quiero hacerlo. Suspiro centrándome únicamente en ellos, con los ojos cerrados simplemente me dejo llevar por su contacto, por sus aromas percibiendo caricias en la palma de mi mano.

Zia le explico al castaño la razón de mi estado, no solo fueron ellos, todos murieron, excepto yo.



Al despertar la luz del sol es más intensa, frente a mí el castaño duerme, es tan lindo. Sonrío pasando la mano por su frente removiendo su cabello que al poco cae cubriéndolo nuevamente. Su temperatura es como la del sol, así es como lo veo, es un niño alegre, le gusta aprender, dice que quiere ser igual de fuerte que Zia. Miro su rostro, suave y su tez más oscura que la mía, si sus parpados estuvieran abiertos mostraría aquel par de iris blanco. Lo acaricio hasta que mi dedo se detiene cercano a su cicatriz, cautelosa sigo una de las líneas, su textura es diferente, son delgadas y parecen bien cuidadas, pienso en las que llevo, las mías son feas, grotescas, parecen un bulto en mi piel. Reprimo el llanto admirando a quien tengo frente a mí. Según Andrómeda lo que hice no fue culpa mía, ni Kyle, ni el par, ni los de aquí, ni mi actuar con Drake, pero de no haber sido por mí quizás él no hubiera sufrido, ¿por qué Kyle hizo aquello? No lo sé, a veces suelo culparme.

Compromiso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora