NARRADOR
Resuena la música incluso en los probadores donde una sonrisa se visualiza en su reflejo antes de cerrar los ojos moviéndose su cuerpo a la par del sonido mientras nuevas telas se deslizan por su silueta, suspira disfrutando de la tranquilidad que emana del exterior, así como de la seducción del baile que se instala en su sistema producto de las cuerdas de un violín. Una vez fuera del probador ve al castaño remover prendas mientras las observa, cuando el par de ojos azul oscuro se posan en ella sonríe al detectar su mirada recorrerla de pies a cabeza y con la melodía de fondo, seductora se acerca viéndolo tensarse ante su cercanía, disfrutando de su reacción hasta que una risa resuena seguido de una exclamación. Encantada le sonríe a su pequeño volviendo al probador con su chico aún atónito producto de su atrevimiento.
Sus mejillas sonrojadas desvían de vez en cuando su mirada, avergonzado, pero feliz ante la alegría de la pelinegra mientras ella baila cada que sale con un nuevo atuendo causando de igual manera alegría en el castaño. Observa al par rebuscar entre prendas infantiles percibiendo miradas de vez en cuando en su persona, así como también sonrisas en dirección al par que lo acompañan. Dicha acción y la familiaridad con la que se desenvuelven con aquellos a quienes ama es una de las tantas razones por las cuales los humanos le agradan sintiéndose incluso más cómodo en su presencia que con aquellos de su misma especie.
La sorpresa y la vergüenza incrementa cuando el castaño sigue el juego de su madre mostrando poses, gestos y movimientos que los presentes alientan incomodándole la excesiva atención, pero sumamente contento al distinguir las risueñas sonrisas en el rostro de ambos. No obstante, empeora una vez forma parte del espectáculo entrecerrando uno de los ojos a la par que evita sus miradas mientras su pecho se agita de alegría y nerviosismo, a la vez que agradece estar rodeado únicamente de humanos o habría sido sumamente embarazoso, no por ellos, sino por el comportamiento abochornado que el par suelen producirle, algo que no solía ocurrirle.
Nervioso ríe antes de apretar los labios para desviar la mirada de la incitadora chica frente suyo, de su provocativa mirada y la seducción en sus movimientos. En otra situación, solos, probablemente disfrutaría de su atrevimiento, pero frente al público a su alrededor la vergüenza lo consume. Ríe una vez más cuando ella tira de su playera encontrándose con sus ojos, ese par que encaja perfectamente con sus rosados y carnosos labios, apetecibles una vez desvía la vista a ellos. Cuando vuelve a encontrarse con su mirada Akemi sonríe y olvidándose repentinamente de la gente a su alrededor degusta sus labios por un instante, apresando el inferior antes de permitirle alejarse, volviendo a la realidad cuando risas se escuchan, anclándose estático en su sitio y rojo como los ojos que se marchan.
Percibiendo aún los remolinos en el interior de su pecho mira de soslayo a la dueña del cantico que se escucha y responsable de su actitud vergonzosa, cuando salen del establecimiento centra su atención en el castaño, sonriendo producto de su excesiva alegría. Es un hecho que posee rasgos físicos idénticos a su padre, pero las cualidades que posee con respecto a su madre y otros aspectos propios de él son los que se encargan de difuminar dichos rasgos, resaltando aquellos por los cuales se ha enamorado de él.
Drake corre a la sala dejando la carga para posteriormente encaminarse a la biblioteca donde el olfato le indica se encuentra la abuela.
-¡Los cache! -Señala tras encontrarlos besándose. -¡Igualitos! -exclama haciendo referencia a sus padres.
Las mejillas de Susumu se tornan rosadas en lo que Artem ríe, Drake inclina la cabeza antes de ser tomado en brazos por el abuelo.

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Compromiso roto
VampirAkemi lleva años siendo sometida, prisionera de quien debía protegerla, mismo que lleva a cabo actos crueles con tal de satisfacer sus deseos carnales. La antes muñeca de porcelana, gentil y delicada, es ahora un simple títere que lleva tras de sí u...