8. ¡Fue un impulso!

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«Dejarnos llevar de la tentación puede generar sentimientos desconocidos».

                    C A P I T U L O 8.

—Lía Sellers—

¿Sabes qué es escaparse por la ventana de tu casa estando en un segundo piso? Si lo sabes puedes imaginar el golpe que me di cuando se me soltaron las manos del árbol que pega a mi ventana, y todo por querer escaparme para ver a Brian. Mi madre lo trató horrible cuando él necesitaba de nosotras.

No entiendo por qué tanto problema cuando alguien es gay ¡joder! Entiendo que ante los ojos de Dios es un pecado que dos personas de su mismo sexo tengan una relación amorosa, ¿pero quién manda en el corazón? ¿Quién dice no te enamores? Ni nosotros mismos somos capaces de elegir de quién enamorarnos porque es algo que sucede en el tiempo y espacio perfecto.

Siento miedo, miedo que mi amigo sea juzgado por todos por el hecho de su sexualidad. Él no lo merece. Sentía un quebranto en mi alma con cada palabra que decía mamá, y ver cada golpe en el cuerpo de mi amigo me hizo dar ganas de buscar a su padre y darle una golpiza. Brian es una excelente persona y el ser gay no cambia eso.

¿Por qué tantos estereotipos? Porque el mundo es una mierda mucho antes que llegáramos nosotros. Hemos sabido de enormes marchas LGTB que buscan defender su derecho: al matrimonio y la adopción. Que dos personas de su mismo sexo quieran estar juntos no los hace menos, y justo por eso defienden sus derechos.

Durante años hemos visto la discriminación, el desprecio y el odio hacia muchas personas con preferencias sexuales diferentes a la de nosotros y hoy me hago una pregunta, ¿quién fue el imbécil que dijo que dos personas del mismo sexo no pueden estar juntas? Que alguien me lo diga para darle en la madre porque es lo más estúpido que he podido escuchar.

Como desde niña he venido donde Betsy me conozco todas las entradas, así que sin líos abro la puerta de la cocina y entro como perro por su casa. Me busco el celular para apagarlo y así mis papás no tienen cómo localizarme si se dan cuenta que me escapé. Me estoy atando el cabello cuando escucho la voz de Betsy, quiero ir donde ella, pero enseguida me doy cuenta que está con la chica llamada Mafe y parecen discutir. Me escondo y escucho cuando la chica le dice:

—¿Cómo quieres que me sienta después que dijiste el nombre de ella cuando nos estábamos tocando? Parece que nunca la vas a olvidar —desde donde estoy puedo ver su rostro. No parece nada feliz—. ¿Dime si esto es algo serio o de plano no lo es?

—Me disculpé contigo por eso, solo dije su nombre sin pensar, pero armas drama por todo, Mafe —mi amiga se le acerca dándole un beso en sus labios—. Lo siento, ¿sí? Y claro que esto es serio.

«De quién hablarán».

—¿Dejarás de verla? Necesito que lo hagas para que dejes de pensarla.

—No me pidas que le dejé de hablar a…

Por mi torpeza de querer escuchar más me tropiezo dejando caer un taburete que forma un ruidos terrible. Las dos se alejan y vienen hacia mí, así que solo muestro mis dientes en una enorme sonrisa.

—Holis... —Betsy sonríe al verme la cara de pendeja y la chica de piel morena y larga cabellera castaña solo me hace una cara de desagrado.

—¿Qué hacías escuchando nuestra conversación? —Me interroga la chica con sus brazos a cada lado de su cintura—. ¿No sabes que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas?

—¿No sabes que es de mala educación tener cara de santa y ser una perra? —Ataco con otra pregunta—. Háblale a la perrera, amiga.

—La única perra aquí eres tú —suelto una risita viendo lo enojada que se ha puesto—. ¿No le dirás nada después de lo que me dijo, Betsy?

Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora