14. Duele

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«No aceptar el amor, duele más que dejarlo ir».

[....]

 C A P I T U L O 14.

—Betsy Blair—

Hemos sentido tanto miedo al entregarle nuestro amor a alguien porque sabemos que le estamos dando el arma perfecta para destruirnos. Parece una mentira que cuando somos jóvenes sufrimos por amor, y es tan cierto que hasta nuestras madres nos dicen cosas como ¿por qué se quejan si ustedes no sufren por nada? Lo tienen todo. —Pero no es así.

Mirar el rechazo en los ojos de Lía me dolió tanto que sentía que el mundo se me caía encima. Me duele, me duele saber que solo yo soy la enamorada en este cuento, porque yo sí la amo. Cuando me dijo que no pidió que me fijara en ella, tenía toda la razón. Pero con el pasar del tiempo me fui fijando en ella y me daban celos verla con otros chicos y me dolía verla sufrir como si fuera yo la que estuviera llorando por unos babosos.

Rechazarla estas semanas ha sido tan doloroso para mí que prefiero estar alejada de ella. La he visto con nuestros amigos como si nada hubiera pasado, se mira tan tranquila que puedo confirmar que no le duele que estemos separadas. He pasado llorando por días y sin querer comer, y creo que es momento de salir al mundo sabiendo que fue una equivocación poner mis ojos en mi mejor amiga, o en la que era mi amiga.

—No me lloren que ya llegué —estoy con los chicos en la cafetería de la universidad cuando se escucha la voz de Lía. No me molesto por levantar la mirada.

—Cuando ustedes están juntos es porque algo tienen entre mano, así que cuenten —escucho la voz de Eydan. Era claro que al reencontrarse iban a terminar juntos—. Hablen ya.

Siento el peso de una mirada y por más que quiera mirar, sigo comiendo de mi emparedado con la mirada fija en las mesas del fondo.

—Iremos a playa de Talcorne —les dice Irene—. ¿Vienen? Todos iremos.

—Yo no iré, ya se me fueron las ganas —los miro sin nada de ganas—. No quiero estar cerca de ciertas personas.

—Si lo dices por mí, no te preocupes que no pienso ir —Lía se me hace a un lado. La miro—. Nada ganas con huirme toda la vida.

—¿Me hablas a mí? —Pone los ojos en blanco con lo que le digo—. No es porque tú vayas, tu presencia me da igual.

Veo la mueca de dolor que hace y me arrepiento de lo que he dicho.

—Ustedes deben hablar, después de ese concierto están de lo peor —habla Briandy, levantándose de la mesa y todos los demás hacen lo mismo yéndose detrás de ella.

Es muy incómodo estar solo las dos cuando por semanas no hemos hablado nada. La miro y ella hace lo mismo, pero se gira para no verme y hago lo mismo para que vea que yo también puedo.

—Me voy, no tengo de qué hablar contigo —salgo de la cafetería pensando que irá detrás de mí y no lo hace, o eso creo hasta que me toman del brazo—. Me lastimaste —le digo a Lía.

—Bien, seré sincera contigo. Siento ser tan estúpida contigo, no fue mi mejor reacción decirte de cosas ese día cuando tú solo fuiste linda conmigo —se queda en silencio por unos segundos—. No quiero estar lejos de ti, eres mi mejor amiga y te quiero.

—Hace mucho que para mí no eres solo mi mejor amiga, y estar muy cerca de ti me hace querer besarte. Porque sí, soy débil ante ti. Lía, yo nunca quise poner mis ojos en ti, y entiendo que no debí gritar mi amor a los cuatro vientos cuando tienes una familia llena de prejuicios y que te han vuelto así —nos miramos—. Llevemos la fiesta en paz, pero no me pidas que seamos amigas cuando yo te amo.

Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora