37. ¿Se pueden callar?

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«Puedes estar a la vuelta de una gran verdad: una verdad llena de dolor».

[...]

                     CAPÍTULO 37

—Betsy Blair—

¿Quién le quiere hacer tanto daño a Lía? ¿Por qué? ¿Para qué? Simplemente, no tengo la menor idea, pero quien sea que haya cometido tal bajeza está loco. No puedo creer que le hayan cortado su cara, la herida coge casi toda su mejilla, y no quiero pensar cómo se va a sentir Lía cuando despierte y vea esa herida.

Tengo mil dudas en mi interior, quiero saber quién está detrás de todo esto, han sido meses llenos de caos, y cuando pensábamos que todo lo malo había pasado, pasa esto. A veces creo que son señales del destino para que todo terminara con Lía, pero ahora que lo hice no me siento nada bien. No sé por qué todo tiene que ser tan difícil, el hecho de ser dos chicas enamoradas complica hasta lo más sencillo.

Quiero a Lía a lo bien, pero cada vez pasa algo peor y siento que le estoy haciendo daño. Estoy destruyendo su felicidad por una ilusión que puede ser pasajera. Yo la quiero y estoy segura que ella a mí también, después de todo, hemos estado juntas hace años, pero lo que le dio un giro de 180° grados a todo fue que termináramos siendo novias, eso sí fue extraño.

Muevo mis piernas al ritmo de mi respiración, quiero saber de Lía, ya me dijeron que solo fue la herida algo profunda, pero que estaba bien. Quiero verla. Me tapo la cara con mis manos, y segundos después siento un tirón de mi brazo que me hace quejar. No alcanzo a decir nada cuando siento el picor en mi mejilla. La mamá de Lía me ha dado una cachetada.

—Te largas ahora mismo del hospital, solo buscabas hacerle daño a mi hija y ya lo lograste —miro sus ojos y el desprecio que le produzco es tan obvio, no le agrado para nada—. No solo le metiste ideas locas a mi hija, sino que arruinaste su belleza.

—Retírate por favor, lo menos que debes hacer es estar aquí después que te dimos confianza y tú terminaste convenciendo a Lía para que estuviera contigo —el señor Sellers habla entre dientes—. Vete, no eres una buena influencia para mi hija.

—¿Se pueden callar? —Berni se tambalea de un lado a otro, está tomada—. Dejen de acusar a Bet, que ella sí le ha dado amor a Lía, a diferencia de ustedes que solo son pura mentira. Ella sí supo llegar a mi hermana, así les duela y parezca que le echan alcohol en la herida, ¡uys, arde! ¿Cierto, papis?

—Ya no importa, Berni. Más bien vamos por un café cargado para tu borrachera —la tomo del brazo y la señora Dallas me lo quita de un tirón, logrando que sus uñas me marquen—. ¡Ya estuvo bueno, no!

—Por primera vez estamos de acuerdo en algo, ya estuvo bueno de tanta payasearía y mentira. ¿Cuánto quieres para alejarte de Lía? Dame una cifra y no habrá peros.

—No señor, su dinero me lo paso por el culo —sueno bastante grosera, pero ya me cansé de sus arrogancias—. Su dinero es pura basura, yo sí estoy enamorada de Lía, así les pese a ustedes dos. Y estoy segura que no son unos santos y que más de un secreto guardan, pero claro, le pisan la cola a todos, y a ustedes nadie. Son tan absurdos.

—Secretos como el de la casa chica, ¿cierto, papá? —Se ríe. Tiene sus ojos más pequeños y rojos—. Mi hermana Judith es un asco, y eso que es muy parecida a mí, bueno, a Lía también porque mi otra hermana parece de la misma edad nuestra, somos como trillizas.

Un silencio abrumador se forma en el ambiente, no me cabe duda que Berni está bien tomada para decir que su papá tiene otra familia. Entiendo que sea un hombre muy bajo con todo lo que ha hecho, pero de ahí a tener una familia por fuera no creo. Quiero no creer, pero la cara de los señores Sellers ha cambiado, ¿será que hay otra Sellers Dallas? Eso no puede ser posible.

Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora