«La rabia y el rencor, ocultan muchas palabras ocultas».
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CAPITULO 20
—Lía Sellers—
Estaba a punto de explotar del coraje que sentía y debía callar para no hacer enojar a mi hermana porque no puede coger rabia. Hace un rato cuando escuché el estruendo era ella que se iba escapando por la ventana para comprar una botella de alcohol, porque yo escondí todas las que estuviesen a su alcance, sabía que algo así podía pasar.
Si su blusa no se queda atascada en la ventana mi hermana se hubiera hecho daño por ir a comprar una maldita botella de alcohol, porque su cuerpo ya se lo exige. Está claro que tiene un problema, solo basta con ver sus manos temblorosas, su rostro sudado y cómo muerde su labio. Yo no puedo seguir viendo a mi hermana en este estado. Hace una semana salió del hospital y pretende tomar sabiendo que no puede. Lloro del coraje que me da que mis papás no me apoyan en esto, y que mi hermana no puede ser internada en un centro de rehabilitación si no hay su consentimiento.
Es muy duro ver cómo las personas que quieres se hacen daño, y saber que quieres ayudar y ellos se niegan. Miré a Keindy llorar por lo que hizo mi hermana, aún sabiendo su estado. Esa chica le lloró para que aceptara la ayuda que le queremos brindar, pero Berni solo le respondió con tres piedras en la mano. Sus palabras eran desvariadas, pero era claro que le disgustaba que Keindy se metiera en su vida.
Escucho un toque en la puerta de la habitación y todas giramos a ver quién es. Zhair. Nos sonríe y esta vez no hay chispa en su sonrisa, él también quiere a mi hermana.
—Chicas —nos saluda—. ¿Cómo sigues, Ber? —Le pregunta, marcando una sonrisa.
—¿Cómo quieres… que esté? —Responde de manera grosera, y para no poder decir las palabras muy claras es bastante odiosa.
—Quería verte, te he extrañado.
—Yo a ti no —dice con dificultad—. La… lárgate.
Mi hermana sí que se está pasando. Tomo de la mano a mi amigo cuando veo sus ojos cristalizarse, nos alejamos de las chicas y cuando lo miro tiene su rostro rojo.
—¿Por qué me trató así?
—Está enojada porque se iba escapando por la ventana para comprar alcohol y su blusa se atascó, no sabes, fue horrible entrar y verla casi a punto de caer —le confieso—. Ella está mal.
—Quiero ayudarla, ya sé que quedamos que era una relación abierta y por eso ella está con esa chica, yo lo sabía hace mucho, pero yo me enamoré de tu hermana y verla con alguien más me molesta —se lleva las manos a su cuello—. No me gusta verla cerca de Keindy.
—Ella no tiene culpa, es una buena chica.
—Pero me está robando el amor de tu hermana, todo estaba bien hasta que ella apareció —habla con rapidez—. Cuando tu hermana esté bien le diré que me iré y le dejaré el camino libre con la chica esa.
—Es lo mejor, dale su espacio, y si ella no te busca es porque realmente quiere a Keindy y ahí no se puede hacer nada.
—El que creó esto del amor estaba muy loco, o muy pendejo —me mira con una línea en sus labios—. El amor duele, quema y destruye. No todo es felicidad y eso me está quebrando el alma, créeme que no puedo más con todo esto.
(…..)
Después de mi plática con Zhair me había quedado pensando en muchas cosas que él tiene razón. El amor es destructor a su manera, porque es un arma de doble filo. Mi hermana tiene dos personas que la quieren y ella los hace sufrir, pero de uno sé todo porque lo conozco hace años, y de la otra solo sé que también anda con mi hermana. Keindy no habla de su familia, y cuando alguien le pregunta, ella solo evade la conversación.
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Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1
Teen FictionLía Sellers. Una adolescente británica de diecinueve años. Va en segundo semestre de psicología en la universidad King'sOxf. Su vida se ve marcada cuando descubre que ha empezado a sentir amor por una chica. Ante los ojos de sus padres dejará de ser...