«Las corrientes del amor pueden tocar tu puerta, pero no dejes que la duda entre por la misma puerta. Acabaría todo».
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C A P I T U LO 9.
—Lía Sellers—
Podemos sentirnos tan atraídos hacia una persona que si nosotros mismos no aceptamos que nos gusta jamás puede pasar algo. Es como un cielo sin estrellas, o un río sin agua. Desde que Betsy me dio ese fugaz beso no ha salido de mi cabeza, y sé que está mal pensar en lo que no debo cuando somos simples amigas, pero nadie puede sacarme de la cabeza a Betsy. Todo estaba bien hasta que la empecé a ver con esa chica, iban juntas a todos lados y ahora hasta en su casa debo verle su cara.
¿Pensaron que mis papás se iban a dar cuenta que me escapé? Pues esta vez fue mi día y solo mi hermana sabe que me salí para ver a Brian. Cuando llegué a casa me encontré con mi hermana y Keindy, —sí, la chica con la que la miré el día de la fiesta.
Me equivoqué pensando que Keindy solo quería hacerle daño a mi hermana, o que quería dañarle la cabeza, pero no es así. La chica es tan divertida que no hemos dejado de reír, y ahora entiendo por qué mi hermana siente atracción por ella. Keindy tiene una cabellera castaña que la hace ver muy guapa, sus ojos negros desprenden furia y simpatía a la vez. Tiene labios medio gruesos que van a la perfección con su pequeña nariz que lleva un arito en ella. Es simpática.
—Deberíamos ir a una discoteca esta noche, es viernes para andar aquí encerradas —Berni se tira en el piso, quedando acostada—. Me enteré que mis papás saldrán hoy, y nosotras podemos aprovechar para salir.
—Me parece una idea muy buena. Vamos, ¿sí? —Keindy achica sus ojos mirándome—. Mira que así nos conocemos más, total, ya conozco más de lo que debería a tu hermana.
—Claro, por eso se llevan tan bien si son igualiticas —les lanzo una almohada—. Sí quiero salir, así que le hablo a mis amigos y vamos.
—¿Irá Zhair? —Me doy cuenta que la cara de Keindy cambia cuando mi hermana habla.
—Supongo que sí, hay que esperar —le escribo un mensaje a mis amigos al grupo que tenemos esperando que quieran ir con nosotras—. ¿Me acompañas por un vaso con agua, Keindy?
—Por supuesto.
Claramente, no tengo sed, quiero hablar con ella porque sé que la pregunta de mi hermana la incomodó muchísimo. No me gustaría estar en sus zapatos. Busco un vaso y me sirvo un poco de agua para luego sentarme en un taburete frente a Keindy.
—Tú no la tienes como un juego a ella, ¿cierto? —Tomo del vaso con agua esperando que me responda.
Se queda en silencio por unos segundos hasta que deja salir una bocanada de aire y con tristeza me dice:
—Yo sí quiero a Berni, desde que la conocí en la universidad me ha gustado, pero ella solo tiene ojos para ese chico llamado Zhair.
—¿Por qué no le hablas de tus sentimientos? Si ya han estado juntas lo menos que debes hacer es ser sincera —me sincero—. Si has estado pendiente de ella sabes que Berni no es de estar en un solo lado, y que todo el tiempo debe estar chupando para estar bien.
—¿Chupando? —Me pregunta con su acento alemán, haciendo que me ría.
—Que le gusta tomar, todo el tiempo quiere hacerlo para estar bien, y no todos aguantan eso.
—Berni tiene problemas con el alcohol y eso no me importa, yo la quiero así. Y aunque para ella no soy nada serio, yo sí la quiero —deja sus manos en sus rodillas y aparta la mirada—. Igual no importa.
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Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1
Novela JuvenilLía Sellers. Una adolescente británica de diecinueve años. Va en segundo semestre de psicología en la universidad King'sOxf. Su vida se ve marcada cuando descubre que ha empezado a sentir amor por una chica. Ante los ojos de sus padres dejará de ser...