33. Risas II

980 60 4
                                    

«Las risas llegan en el tiempo exacto».

[...]
     
                     CAPÍTULO 33

—Especial Zhair—

Empiezo a gritar como loco cuando uno de los policías resulta ser gay y quiere quitarme la poquita ropa que me queda: el bóxer. Si hubiera sabido que iba a terminar acosado por dos chicos y que una bola de babosas se iban a reír de mí, no vengo. Mis amigas llegan con Brian que viene todo raspado y con Eydan que tiene muchos besos en su cara. Quisiera enojarme, pero nuestro momento ha llegado y es hora de hacerlas pagar a ellas por este mal momento. Las reglas cambian.

—Por poco te viola el policía —Berni bromea con total seriedad—. Tan hombre que se veía y salió mariposa.

—Esa cosa rara que me llevó en su hombro casi me come con un beso —Eydan se limpia la boca con sus manos y las chicas se ríen—. Eso no es broma, sentía morir.

—¿Qué creen, chicas? Cambio de planes —nos miran—. Sí se van a vestir de hombre, con la única diferencia que escogeremos un grupo de personas y le tienen que bajar los jeans o lo que lleven puesto.

—¿Tienes idea que vestidas de hombre nos pueden golpear por hacer semejante broma? —Inquiere Lía—. Está pasadita esa broma.

—Es la mejor broma que pudimos elegir —Brian se ríe—. Y yo las pienso arreglar.

—Ahora sí nos debemos cambiar el nombre a venganza.

—Cállate, Eydan.

—O se pueden llamar los tres levanta purros, con eso que querían aprovecharlos —las risas vuelven al oír hablar a Irene. Me da risa su obsesión por llamar al pene como purro, está loca la pobre.

Nos vamos a los vestidores y dejamos a las chicas esperándonos para ir por la ropa que usarán. Llegamos a una tienda donde venden ropa de hombre, o más bien de los hombres de antes, porque está fatal. Empezamos a escoger lo más feo posible y nos reímos al saber que las chicas se llevarán una gran sorpresa cuando vean lo que compramos.

—¿En serio creen que Lía se pondrá esto? —Eydan mira el bigote negro y la peluca que tiene en sus manos—. Se verá muy mal.

Bufo. —Nos hicieron pasar la vergüenza del siglo y te vas a compadecer —le quito las cosas de las manos—. Lía y las chicas se verán tan hermosas —noten ese sarcasmo.

—Las chicas son malas —se ríe Eydan y nosotros seguidos de él—. Bueno, vamos, que ahora sí conocerán lo que es venganza.

—Los ángeles de Charlie, nos dicen —queremos ponernos serios y Brian no colabora en nada.

—No inventes, se te sale lo gay hasta por los poros —bromeo y nos acercamos a la caja para pagar. La chica rubia detrás de la caja, mira a Brian con una sonrisa y le hace ojitos.

—¿Qué me ves? Tus bragas no te las robé para ponérselas a mi colección de Barbie —Brian levanta su ceja mirando a la chica—. Tu mente sucia me está haciendo suyo y que asquito.

—¿Podrías pasarme tu número? Para hablar y salir un día de estos —la rubia se acomoda sus grandes senos en su blusa—. ¿Qué dices, guapo?

—Se me perdió el celular —no queremos reír, pero Brian se lleva la punta del dedo a su lengua para luego darse una nalgada y hacer como si se electrocutara. La chica lo mira mal—. Soy gay, no me gustan las chicas. Menos tú. Guácala.

Salimos riéndonos de la tienda, y no puede ser posible que le tiren la onda a Brian que es gay y no a nosotros, la chica está buenísima. Trato de calmarme, llegamos donde las chicas que ya nos esperan, están en ropa interior y Lía está en las piernas de Betsy. Todas están como muy rojas. Decido ignorar mis malos pensamientos y le pasamos la ropa, todas se quejan y es lo que menos nos importa, así que se empiezan a vestir frente a nosotros.

Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora