12. Piénsalo

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«Nunca dejes que tu alma se seque, y que el dolor reine».

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                    C AP I T U L O 12.

—Especial Loraine—

Sientes que puedes con todo hasta que no sabes qué hacer cuando todo en tu vida se desborona. Toda mi vida he jugado con las personas, me he reído de los chicos cuando los enamoro y los dejo tirados. Me he reído de tantas chicas cuando les bajo su autoestima que se podría decir que es la única forma de sacar mi dolor y el resentimiento por todo lo que me hizo mamá.

Jamás podré olvidar cuando papá se iba de viaje y me quedaba solo con mi mamá. Muchas veces veía que llegaban mujeres con aspectos muy raros y pasaban horas encerradas en su habitación, mamá me daba dinero para que fuera a comprar golosinas y así quedarse sola con ellas. Era una niña y siempre fui curiosa. Un día me escondí en el closet de mamá y vi algo que marcó mi vida: mamá estaba haciendo el amor con una de las señoras con las que pasaba horas encerrada.

Miré toda la escena y día a día se reproducían como una película de terror. Hablé con mamá y por más que me decía que vi mal, yo sabía que no, y lo confirmé cuando ella se atrevió a tocarme. Era inocente y no sabía que lo que mamá estaba haciendo al tocarme mis partes íntimas era violación, a la final solo era una niña indefensa.

Mi madre me lastimaba cada vez que me tocaba. Fui creciendo y desde entonces me volví lo que ahora soy: una chica que se alimenta con el dolor ajeno. Sabía que todo había terminado, pero no podía mirar dos chicas darse un beso o dos chicos, mi estómago se revolvía y me producía náuseas. Soy homofóbica, y mi condición se debe a que mi madre me violó y hace cosas a escondidas de mi padre.

Cuando iba en secundaria entraron las hermanas Sellers a la escuela. Ambas muy hermosas. Desde que las vi llegar nunca me cayeron bien, pero algo raro me pasaba con Lía. Me parecía hermosa, todo de ella me gustaba, entonces, decidí hacerle la vida imposible a como diera lugar. Nunca se dejó de mí y por eso nos sacaron muchas veces de clases, cuando no era ella, era yo. Al parecer, las hermanas Sellers ya se conocían con su grupo de amigos, y todos querían estar con ellas, incluso, Carper se hizo novio de Lía.

«En preparatoria hice lo que menos esperaba».

Odiaba verlos juntos, y no precisamente porque me gustara mi amigo. No sabía por qué si odiaba a los homosexuales yo me sentía atraída por Lía. Recuerdo que una vez nos tocó hacer un trabajo juntas y ahí le confesé lo que me pasaba cuando la veía. Ella no dijo nada. Ese día solo la miré tomar sus cosas y dejarme sola, me dije que la iba a destruir y eso haré hasta que me aburra

—Si te ven mirar tanto a Brian pensaran que te gusta —le digo a Carper cuando llego donde está. Estaba concentrado mirando a Brian que está a unos metros de nosotros—. ¿Qué hace aquí? Se supone que lo corrieron.

—No lo estaba mirando a él, y yo que voy a saber qué demonios busca aquí.

—No pues, lo siento por pensar mal —ironizo. Hago que me mire—. Solo espero y no seas como ese chico.

—No soy, ni seré gay —me quita la mano de sus mejillas y se va dejándome sola.

Claro que no estaba equivocada, Carper estaba mirando a Brian. Camino hasta el baño para arreglarme el maquillaje, hoy que Zaira debía venir me sale con que está enferma. Me miro en el espejo y no puede ser que ante todos tenga mi mejor sonrisa como la de un payaso, y por dentro esté rota como cientos de cristales. Mi vida es un asco y esta es mi realidad: seguir siendo perfecta ante el mundo, y seguir destruida en la soledad.

—¿Llorando por falta de cerebro? —Con mi mejor sonrisa me giro para mirar a Briandy. Cómo me cae de mal esta chica.

—Las chicas hermosas como yo, no lloran, más bien tú saldrás llorando.

Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora