3.Cállame tú

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«Nunca estamos excepto de las tentaciones».

[....]

                    C A P I T U L O 3.

—Betsy Blair—

—¿En serio le dijiste que parecía loro remojado? —Berni suelta una risita pendeja a lo que le dice Zhair, que siendo honesta no sé de qué hablan. Los dos se llevan bastante bien desde que se conocieron, y aunque Berni suele ser muy explosiva en ocasiones, es buena chica y eso la hace especial para Zhair.

Las clases se terminaron hace un rato y preferimos venir a comer comida chatarra, como le dicen, que ir a soportar cantaleta a nuestra casa. Estar en grupo siempre me ha parecido divertido, pero justo después que hablé con Lía me siento incómoda. Estuve a punto de decirle que la quiero, que la dejé de ver como una simple mejor amiga hace mucho tiempo y he tenido que callar por miedo a perderla. No le temo a lo que digan mis padres o la sociedad machista donde vivimos: le temo a ser rechazada por Lía.

Desde muy niña supe que era homosexual, sentía atracción física por las chicas, y era tan claro que era lesbiana que solo me quedaba ser sincera conmigo misma. Para mí era cómodo dejar que las chicas me besaran o me dijeran lo sexy que les parecía, incluso, terminaba con mis bragas húmedas cuando me mandaban mensajes realmente excitantes con todo lo que me querían hacer o lo que causaba en ellas. Nunca tuve miedo de saber que lo mío no eran especialmente los chicos, ya había salido con un par de ellos y no era tan malo, pero inevitablemente las chicas me hacían sentir diferente. Cómo me miraban o me besaban causaba sensaciones extrañas en mí que me gustaban.

En el cumpleaños de Lía y Berni terminamos jugando cinco minutos en el paraíso, y en una partida me tocó con Lía. Mi corazón daba saltitos de la felicidad y de los nervios que me acababan en ese momento. Pensé que, ella diría que no porque se negó por mucho rato, pero el menso que tenía como novio terminó por convencerla y aunque quise detener todo no pude porque lo que sentía era más fuerte. Desde ese día él cambió con Lía y un día ya no apareció más, se fue sin darle explicaciones y tuve que consolarla por muchas noches. Ella lo quería.

—¡Lía, amor! —Levanto la mirada cuando escucho la voz de Harry. Detesto verlo cerca de Lía, a kilómetros se le nota lo que quiere de ella—. Hola, chicos, que bueno verlos.

—Hola… —saludan todos en coro con son de burla.

—Hola, Harry, y soy Lía, no Lía, amor —reprimo una sonrisa mirando que no le agrada ni poquito—. ¿Qué quieres? Estamos comiendo y no pensamos darte nada.

—Que chistosa. Tus padres me dijeron que no te encontrabas bien de salud, pero te veo mejor, mucho mejor —muerde su labio, mientras mira el escote de mi amiga—. Quiero que vengas conmigo a casa, podemos ver una película en Netflix.

Obviamente le dirá que n…

—Claro, es buena idea —sonríe, dirigiendo su mirada hacia mí—. Chicos, nos vemos mañana.

—¿Es en serio que, te irás con este? Joder, Lía, la última vez te agarró el trasero, ¿acaso quieres algo más con él? —Me atrevo hablar, ganándome la mirada de todos y es donde me arrepiento de mi bocota—. Bueno, igual es tu vida.

—¿Celosa? —Harry sonríe con arrogancia—. Tranquila, yo te la cuido, la pasaremos bien.

—No son celos, pero todos aquí sabemos en qué termina eso de ir a ver películas, en especial si son de Netflix — interviene Briandy. Lo detesta.

—¿Segura que quieres ir? —Interroga Brian con la cálida sonrisa que siempre tiene.

—Sí, nos vemos en clases. —Se acomoda el bolso a un lado y se acerca a mí para abrazarme, pero antes de alejarse me susurra—; Quita esa carita, Blair, cero celos, amiga…

Lo que llaman un amor prohibido. [LGTB] © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora