[27] Propuestas

354 25 0
                                    

¡Hola de nuevo, bellas criaturas! Solo pasaba por aquí, además de dejarles un capitulo más, solo para decirles que: ¡¡¡¡Odio este capitulo!!!! Odio demasiado a José Luis y detesto que Eva sea tan manipulable con él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola de nuevo, bellas criaturas! Solo pasaba por aquí, además de dejarles un capitulo más, solo para decirles que: ¡¡¡¡Odio este capitulo!!!! Odio demasiado a José Luis y detesto que Eva sea tan manipulable con él. Detesto estas partes de la novela, pero esto es justamente para que se den cuanta, que en ocasiones es necesario escribir cosas que son desagradables por el simple hecho de que la historia, al igual que los personajes, tienen vida propia. En fin, espero disfruten del capitulo, al menos más que yo, y me dejen sus reacciones. Nos leemos.

Más tarde ese día, y luego de una extensa conversación con Alan, llegué a la inevitable conclusión de que, a pesar de que él hubiera estado algunos años en prisión, gran parte de su mala suerte no era por tratarse de alguien despiadado y malévolo,...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Más tarde ese día, y luego de una extensa conversación con Alan, llegué a la inevitable conclusión de que, a pesar de que él hubiera estado algunos años en prisión, gran parte de su mala suerte no era por tratarse de alguien despiadado y malévolo, sino que en su mayoría se debía a qué era un pobre pendejo. Alan realmente no era una persona muy inteligente que digamos. Luego de contarme detalladamente cómo se habían sucedido las cosas la noche en la que cometió el crimen por el que había tenido que pasar años tras la rejas, me quedó claro que sus actos habían sido impulsivos y estúpidos. Hoy estaba arrepentido de ellos, pero, ¡quién sabe! Quizá la conducta y los malos momentos durante esos años, si habían logrado aplacar al ser autodestructivo que vivía dentro de él, o por el contrario, tal vez lo había hecho crecer aún más. De la forma que fuera, él se encontraba muy interesado en reincorporarse a su familia, sobre todo, en retomar su relación con Leonardo, ya que ellos solían ser muy unidos cuando eran pequeños. En esos momentos hablábamos al respecto, de hecho, él me contó muchas cosas graciosas sobre la infancia de Leo.

—¿Sabías que se chupó el dedo hasta las nueve años? —exclamó, en determinado momento.

—¡No! ¿Leo? —dije, riendo —. ¿Me estás jodiendo?

—¡Por supuesto que no! Y si no me crees, la próxima vez que lo veas, observa con cuidado el dedo índice de su mano izquierda —Alan arrimó su asiento al mío e indicó su propio dedo índice —, verás que está lleno de grietas que jamás se fueron.

Yo me eche a reír.

—¡Qué ternura! ¿Y tus padres no estaban preocupados por eso? Es decir, suena tierno, pero era algo mayorcito para continuar con esa maña.

Eva en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora