[12] Instintos

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CAPÍTULO LARGUITO

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CAPÍTULO LARGUITO...PERO, ¡¡¡¡¡VALE LA PENA LEERLO!!!!! 

Apenas regresé dentro, miré en todas direcciones buscando a Adrián

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Apenas regresé dentro, miré en todas direcciones buscando a Adrián. Con algo de dificultad fui abriéndome camino entre la gran cantidad de personas y rápidamente llegué a la conclusión de que no sería fácil hallarlo. Así que busqué una mesa y envié un mensaje a su teléfono celular indicando en dónde me encontraba. Apenas terminé de hacerlo, me recargué sobre la mesa y sin reparar en alguien en particular, fijé la vista hacia adelante, hacia la nada. Mi cabeza no dejaba de crear imágenes que involucraban a José Luis, su pene y a la zorra de Damaris; el asunto aun me indignaba. ¡No podía creer que él...! Un momento; el par que cruzó por delante de mi hizo que esos pensamientos se disiparán en un parpadeo. Se trataba de Tony y Leonardo, a quienes vi pasar con urgencia mientras intercambiaban palabras y ademanes. Detrás de ambos, y muy próxima, caminaba una chica alta, de larga y morena cabellera, y aunque no lucia muy bien vestida, bueno...tengo que reconocer que...era bonita. ¿Acaso ella estaría con alguno de los dos? Me pregunto si, ¿ella y Leo...? No. Bueno, quién sabe. ¡No me importa! Él y yo no teníamos nada que ver, no vine aquí por él, sino que...bueno, lo hice por Laura, pero incluso ella me dejo sola para ir a besuquearse con Paris. ¡Perra! Creo que el único beneficio de haber venido a esta estúpida fiesta hasta el momento, es que ahora cuento con la certeza de que Eduardo ya no volverá a molestarme. Si él intentaba hacer siquiera el menor de los comentarios respecto a la relación que José Luis y yo manteníamos desde hace años, entonces yo lo empujaría desde dentro de su maldito closet de negada homosexualidad para que absolutamente todos, en especial Leonardo, lo vieran y se burlan de él. Si bien considero que las inclinaciones sexuales de cada uno son justamente problema de cada uno, al preguntárselo abiertamente a Eduardo pude notar que para él, el hecho de sentirse atraído por otro hombre era todo un problema. ¡Vaya idiota! Ni siquiera tenía las agallas suficientes para tomar a quien deseaba con tantas ansias y desesperación, y aunque se tratara de dos casos completamente diferentes, no pude evitar pensar en Adrián. En cómo a pesar de ser increíblemente autentico y fiel a sí mismo, no podía decirles la verdad a sus padres, ya que estaba en completo conocimiento sobre lo que ellos opinarían al respecto; básicamente, lo despreciarían por siempre. Es por ese motivo que Ady y yo fingíamos nuestro noviazgo, ambos nos necesitábamos.

Eva en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora