[34] Duele

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Primero que nada, ¡Capítulo laaaargo! Y segundo, este capitulo es de las cosas mas horribles que he escrito

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Primero que nada, ¡Capítulo laaaargo! Y segundo, este capitulo es de las cosas mas horribles que he escrito. Francamente no me gustan los hechos narrados al final y desde que la novela original surgió, siempre tuve mucho temor de hacerlo mal. Es algo delicado y describir lo que va sintiendo la victima por dentro, era de suma importancia para mi. Espero puedan ayudarme con opiniones acerca de lo que leerán por aquí. Nos leemos...

Ese día desperté con jaqueca

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Ese día desperté con jaqueca. No tenía idea de que hora era y tampoco tenía ganas de averiguarlo. Giré sobre la cama y noté que afuera estaba nublado. A simple vista parecía más de medio día. Me abracé a la almohada e inhalé profundo. Olían a jazmines, adoraba ese aroma y Nicola lo sabía, por eso siempre roseaba mis prendas con él.

No pensaba en levantarme, después de todo, no tenía nada urgente que hacer. Mis clases en la escuela de arte las había dejado inconclusas y no sentía deseos de retomarlas. Algunos de mis profesores habían llamado insistentemente los días pasados, pero jamás respondí a esos llamados. Por otro lado, dentro del departamento no se oían ruidos y José Luis no acudió a despertarme como días anteriores, por lo que deduje que una vez más, se había largado de viaje. ¡Mejor así! Porque, de hecho, ya no tenía interés en saber que hacía; y eso se debía a que desde hacía días que parecía que sólo se levantaba por las mañanas para fastidiarme: se iba tarde al trabajo para asegurarse de que yo saliera de la cama, escondía los objetos que creí peligrosos, jodìa todo el tiempo con que debía comer seis veces al día y llegaba antes para observarme mientras tomaba un baño. ¡Bien! Quizá el hecho de encontrar mucho papel de baño cubierto de sangre tirado en el bote la basura lo alarmara, pero eso sólo fue un accidente. Ahora estaba volviéndose paranoico, tanto que dejó de cogerme desde hace al menos una semana y además insinuó que debería contratar a alguien para que me haga compañía. Obviamente lo mande a la mierda. ¡Tengo dieciocho! ¿Acaso quería ponerme una niñera? ¡Por favor!

Pensar en toda esa mierda era lo que me hacia mal. Pensar en que el último llamado que recibí de Devi había sido hacia cinco días y le dije que me hallaba muy ocupada, motivo por el cual no quería que nadie me fastidiara. Y como ella era muy obediente y desamorada, no volvió a insistir. Luego estaba Lau, mi tierno, dulce, sexy y hermoso ángel de la guarda. Yo la adoraba, en verdad era mi mejor amiga, pero no podía decirle nada de esto, porque ciertamente, Laura se hallaba entre las personas que no debían conocer mis instintos más bajos. La conocía demasiado como para saber que me despreciaría y yo no quería eso de ella. La quería y valoraba su amistad lo suficiente como para esconder y evitar que toda mi oscuridad la opacara. Esa era la razón por la que cada que llamaba, sólo le decía que me sentía indispuesta y que no tenía deseos de ver a nadie. Ella estaba al tanto de mi distanciamiento con Leonardo, porque Paris le había dicho algo al respecto, pero no indagó más que eso, de seguro para no incomodarme. Por último estaba Ady, quien solía reportarse dos o tres veces al día, ya que se había quedado preocupado desde esa última vez que fui a verlo. Por obvias razones no lo puse al tanto del incidente con el cuchillo, ni de la pequeña fogata que había hecho en la terraza o de los "cortes accidentales" que me hice debajo de los senos, de lo contrario se pondría tan paranoico como José Luis. Y hablando de los cortes, al recordarlos llevé mis manos sobre ellos. La piel ya había sanado; eran tenues, casi ni se percibían, pero al ser una zona delicada habían sangrado mucho. Aunque ya no tenía importancia, porque hacerlos ayudó a purgar un poco mi malestar.

Eva en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora