[22] El comienzo

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¡Hola de nuevo, chiquistrulis! Pasaba por acá para

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¡Hola de nuevo, chiquistrulis! Pasaba por acá para... chan, chan, chaaaaan: DEJARLES EL CAPITULO DE LA DISCORDIA. Bien, como ya he mencionado antes, esta es la segunda vez que subo esta novela, obviamente alterando algunas cosas, sobre todo, este capítulo. En el van a leer (como su titulo lo anticipa) el comienzo de la relación prohibida entre Eva y José Luis. Desde acá quiero dejar algo en claro, y espero puedan notarlo, si bien Eva "corresponde" en todo momento a lo que José Luis quiere, quien arroja la primera piedra fue él. Sin dejar de lado, que el adulto aquí, claramente es quien manipula toda la situación. La primera vez que la subí, creí que eso estaba claro, pero claramente, no fue así. 

En fin, espero que disfruten de lo leerán a continuación y si quedan dudas, con gusto leeré los comentarios. Nos leemos...

Si algo había aprendido sobre Leonardo el escaso tiempo que llevábamos de conocernos, era que si quería algo, insistía hasta el cansancio por ello

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Si algo había aprendido sobre Leonardo el escaso tiempo que llevábamos de conocernos, era que si quería algo, insistía hasta el cansancio por ello. Por ende, luego de que ambos salimos del departamento, una seguidilla de preguntas vino a colación, al igual que un monto de respuestas que entre mezclaban fantasía con realidad. Como el hecho de mencionar a Ady como el motivo por el cual José Luis podría llegar a despreciarlo, además de mencionar lo de la tía Rachanna. En fin, Leonardo parecía medianamente conformé con todo lo que dije, razón por la cual, el camino hasta la casa de Laura continuó sin mayores contratiempos.

Al llegar, Laura nos abrió y luego caminamos hasta el comedor, en dónde se hallaban todos los demás: Paris, Tony, Jano, Mayra y Jesica. Luego de conversar sobre la fiesta durante algunos minutos, los del distrito comenzaron a organizar su regreso.

—Okey. Entonces deberíamos irnos ya —dijo Jesica.

—Sí, nosotros también —comentó Jano en dirección a Mayra.

—Claro —respondió ella —, pero antes —continuó, mirándome directamente —, ¿podemos hablar un momento?

Me quedé atónita.

—¿Conmigo? —dije, con una gesto confuso y ella asintió —. Okey, ¿qué necesitas...?

—¿Podrías...?

Ella señaló en dirección a la sala, obviamente pretendía hablar a solas. Lo que fuera que Mayra quisiera no podía ser oído por los demás. ¡Qué extraño! Yo casi ni la conocía, pero aún así asentí y me dirigí hacia el lugar que ella señalaba.

Eva en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora