[37] Lejos de aquí

310 18 0
                                    

Bueno, bueno, criaturitas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bueno, bueno, criaturitas... Ante último capítulo... ¡Ya se palpita el final!

¿Qué creen que va a pasar? En fin, ¡disfrútenlo! Nos leemos...

-Entonces, ¿no piensas regresar por tu teléfono? -preguntó Ady, sentándose a mi lado y entregándome una taza de café

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Entonces, ¿no piensas regresar por tu teléfono? -preguntó Ady, sentándose a mi lado y entregándome una taza de café.

-No. De todas formas no lo necesito. No quiero imaginar la cantidad de amenazas que deber haber por parte de José Luis en forma de llamadas o mensajes.

-¡Ay, linda! Y yo creyendo que él era el hombre perfecto. No sé por qué jamás me contaste sobre los aspectos más oscuros de su relación, es decir, ahora me es difícil creer que él te tratara así -bajé la cabeza y bebí mi café.

-Pero lo hacía y yo como una idiota... Qué ciega estaba -dije, con amargura -. Pero no importa, ya no voy a volver con él.

-¿Y por eso perderás tu teléfono celular?

-¡Es sólo un teléfono, Ady!

-Sí, lo sé. Además, él no ha dejado de llamar al mío -dijo, ladeando la vista, entonces lo miré con seriedad. ¿Por qué me lo decía hasta ahora? -. ¡Tranquila, si! Estoy de tu lado, no le dije que estabas aquí. Comprendo que hulleras, aunque eso tampoco es excusa para haberlo drogado e ir a tirarte a ese tal Osiris.

-Lo sé. Es que... Necesitaba, Osiris me recordaba mucho a Leo, a como era él antes de que termináramos y... Tan sólo quiera sentir eso por última vez.

Adrián me dio una mirada de tristeza y luego bebió su café.

-¡Ay, princesa! Él no era Leo -sentí una opresión en el pecho al oírlo -, pero, te entiendo -dijo, con un suspiro -. A veces pienso eso con respecto a Dante. Me hubiera gustado... Bueno, ahora sé que ya no será posible.

Inmediatamente mi cuerpo se tenso ante esas palabras. ¡Mierda! ¡Dante! Esa mañana, luego de marcharme de casa de Osiris llamé a Adrián y le conté lo ocurrido. Okey, quizá no todo, porque obviamente, Ady había pasado a formar parte del grupo de personas a las que debía esconderle ciertas cosas. Porque, pasando lista; ahora él estaba al tanto de que Leo me había dejado porque no toleraba mi pasado, aunque nunca le mencioné que me había forzado a tener relaciones estando ebrio y que se había portado como un hijo de puta. Además de eso, le confesé todo los momentos tormentosos dentro de mi relación con José Luis; le hablé de los golpes, de los abusos psíquicológicos y de que las últimas semanas me había mantenido encerrada y privada de ver a quien sea. Cuando finalmente pude huir, me refugié en Osiris, pero resulto que no sólo estaba casado sino que también era un obsesivo; aunque jamás mencioné nada relacionado con Dante. Así que Ady no tenía idea sobre muchas cosas, lo cual era genial, porque gracias a eso, ante los ojos de Adrián, yo era una víctima ante todo.

Eva en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora