Capítulo Doce: Despertar

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Reese

Desperté cuando mi cabeza comenzó a dolerme y fue inevitable seguir dormido. Reconocía el dolor de una jaqueca debido a una resaca, creo que lo último que recuerdo es que Ike comenzó a mezclar las bebidas que estábamos tomando.

—Demonios... —. Murmuré. 

Abrí mis ojos lentamente y noté de inmediato que estaba en casa. El techo lo reconocía perfectamente.

—¿Qué?

Miré mis manos cuando noté que sostenía algo y me sorprendí al ver una mano al abrirlas.

Giré mi cabeza lentamente buscando al dueño y me sorprendí al ver el rostro de alguien que conocía muy bien. Era Ethan.
Estaba dormido todavía, su cabeza estaba recargada en el sofá mientras estaba sentado en el suelo. Debió pasar una noche muy incómoda.

Espera un segundo... ¡Ethan está en mi casa!

Oh no. Peor aún, ¡Estaba tomando la mano de Ethan!
Me quedé quieto mientras miraba de nuevo al techo y traté de recordar lo que había pasado. Había olvidado todo lo que hice la noche anterior...

Eres un irresponsable.

Recordé la voz de Ethan decir eso y de inmediato aparecieron lagunas mentales en mi cabeza. Recordaba que Ethan me había cargado hasta la puerta, que le hice quitarse los zapatos y... Oh no. Ethan me cargó en su espalda todo el tiempo.

—No puede ser —. Murmuré mientras golpeaba mi frente con mi mano.

Miré de nuevo la mano de Ethan en mi pecho y traté de pensar de qué manera llegó ahí, es decir, no recuerdo mucho y no creo recordar de nuevo lo que pasó, ¿Ethan estaba tomando mi mano o yo estaba tomando la suya?

—Mmm... —. Lo escuché murmurar y de inmediato cerré mis ojos fingiendo estar dormido.

No supe ni siquiera por qué lo estaba haciendo pero estaba nervioso. No sabía cómo iba a reaccionar Ethan.

—¿Sigue dormido? —lo escuché murmurar. Quitó su mano de entre la mía con suavidad—. Dioses, mi brazo duele demasiado...

Yo no me moví. Esperaba que Ethan me despertara, sería menos vergonzoso.

—Es tarde, debo regresar a casa con Yang Yang —. Lo escuché moverse y creo que tomó algo del suelo, ¿Pero qué fue lo que hice?—. Reese...

No me moví.

—Oye, Reese... —me llamó y me removió un poco—, tienes que despertar. Es tarde y tienes que levantarte para ir a la constructora.

Jaló de mi brazo un poco y después lo escuché gruñir.

—Demonios... —. Escuché un ruido fuerte después.

Abrí mis ojos de inmediato para verlo y me senté en el suelo preocupado cuando lo vi tirado gimiendo.

—¿Estás bien? —. Pregunté preocupado.

—¿Estabas despierto? —. Murmuró con los ojos cerrados. Tenía dolor.

—No, es que me desperté con el ruido.

Ethan trataba de mover sus piernas pero parecía que no podía hacerlo.

—Mis piernas están entumecidas —. Negó mientras estiraba ambas tratando de despertarlas. Abrió los ojos para verlas—. Duelen.

—No debiste dormir en el suelo.

Me quedé en silencio cuando lo miré y él desvío su mirada.

—Es que estabas demasiado ebrio y tenía miedo a que te ahogaras si vomitabas estando solo —. Murmuró.

De Los Días Que Te Amé © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora