Capitulo Veinticuatro: El Viejo Yo

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Reese

—Debe disculpar que entre por la puerta trasera, pero la gran entrada está cerrada por órdenes de su padre —me miró avergonzado. A él le daba pena recibirme así—. Aunque he mantenido su habitación intacta. No he dejado ni siquiera que el amo Garner entre ahí.

Sonreí.

—Tú siempre cuidando de mí.

—Sabía que allí estaban sus cosas más preciadas —sonrió—, lo supe cuando vino por ese anillo.

Yo miré mi mano por instinto.

—¿Todavía lo recuerdas?

—¿Cómo olvidarlo? —negó con la cabeza mientras caminaba frente a mí—, casi muere por recuperarlo.

Asentí.

En realidad, Tony no mentía, yo estuve internado en el hospital por algunos días después de aquella golpiza que mi propio padre me dio.

—Aquí no hay nadie —prendió la luz. Estaba en la cocina de la mansión—. La mayoría de los sirvientes viene los fines de semana y hace limpieza extrema, ya sabe, por si el amo Garner quiere volver.

—¿Dónde está? —. Pregunté intrigado.

Me senté en el banco de la barra y de inmediato vi a Tony moverse por la cocina encendiendo la estufa y sirviendo algo de comida.

—No lo sé realmente, suele llamar unos días antes de venir a casa. La última vez que hablé con él dijo que estaba en Italia, visitando a su familia.

—A su amante —. Negué de inmediato.

Seguía siendo igual de promiscuo que antes.

—Supongo que hay cosas que no cambian —. Murmuré.

—Él ha cambiado. Se ha vuelto un amo considerado —me sonrió—, ha dejado incluso que los nuevos empleados tengan una habitación en la casa pequeña.

—No es un regalo, Tony —negué de inmediato—, es su derecho. Mamá siempre dejaba que ustedes tuvieran sus propias habitaciones aquí, pero desde que ella se fue, él se encargó de hacerlos a todos miserables.

Crucé mis manos sobre la barra.

—Cada semana renunciaban tantos sirvientes que ni siquiera recuerdo cuántas caras diferentes vi en un mes —. Recordé mi vida aquí—. Es horrible pensar que él trató tan mal a cada uno de ustedes.

—El amo Garner no era bueno siendo amable, pero es diferente.

Yo apreté mis labios. Tony era la única persona que fue criada para amar al monstruo de esta casa.
Ellos crecieron juntos toda su vida y Tony se había convertido en el sirviente más leal de esta casa, de hecho, creo que hasta el abuelo amaba más a Tony que a cualquiera de la familia; el viejo era como el hijo perdido de mi abuelo y eso jamás molestó a mi padre.

Era el único al que le tenía consideraciones, incluso más que a su propio hijo.

—¿Cómo es la ciudad? —preguntó—, he leído todas las cartas de Joe en mi tiempo aquí. Quiero saber si no me ha engañado, ya sabe, él es muy idealista.

—¿Por qué no vas a verlo? —pregunté—, te ha comprado varios boletos de avión para que lo visites, lo sé bien. Yo mismo he visto como el pobre llega a la oficina con una cara de aflicción después de que tú no llegas.

—Soy su padre no su niñera —negó de inmediato—, él debe de hacerse de sus propias experiencias. No es necesario que me tenga en su vida ahora que es adulto, al contrario, necesita buscarse una esposa pronto. Se hace viejo.

De Los Días Que Te Amé © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora