¿Podían entrar dos omegas al Cuerpo Nacional de Policía? La respuesta era clara, no.
Pero, ¿y si nadie se enteraba?
"-Eres...¿omega?"
"- 10-4"
_______________________________________________
•Omegaverse [alfa x omega].
•Personajes del roleplay, no l...
—Sé que estarás destrozado, pero...— habló Claudio ignorando por un momento la película que estaban viendo— ¿Te encuentras algo mejor?
Horacio medio sonrió mientras giraba un poco la cabeza para verle, pues se había tumbado, de nuevo, en posición fetal para ver la película, aunque esta vez estaba un poco más animado.
—Sí, has conseguido que me distraiga un poco— agradeció.
—Me alegro...— hizo una breve pausa antes de volver a hablar— Sabes que puedes llamarme siempre que quieras, y no estoy hablando como médico.
El de cresta volvió a sonreír, aquel hombre siempre se había portado muy bien con él y con su hermano. Se incorporó en el sofá para acercarse al alfa, poniendo una mano sobre su hombro.
—Has arriesgado mucho por nosotros, siento haberte metido en todo este lío y tanto yo como Gustabo te lo agradecemos de corazón, de verdad— envolvió en un abrazo al tatuado— No sé qué habríamos hecho sin ti.
El mayor correspondió al abrazo de inmediato, notando su corazón latir con fuerza. Entonces se separó, manteniendo la cara de Horacio cerca suyo.
—No tienes que agradecer nada.
Vio de nuevo aquella hermosa sonrisa en los labios del omega, y no pudo aguantarse más. Sorprendiendo al menor, unió sus labios en un suave beso que Horacio al principio siguió, pero que no tardó en cortar al notar un pinchazo en su pecho.
—Claudio— murmuró, alejándose— Lo siento, pero no eres él.
Aquellas palabras calaron en lo más profundo de su corazón, pero sabía que ya no podía hacer nada. Su omega había elegido y debía respetarlo.
—Entiendo— murmuró de vuelta, algo incómodo— Siento haberlo hecho.
Horacio acarició su mano con confianza. No quería que el alfa se sintiera mal por lo que acababa de pasar. El Dr. Muerte lo captó al momento, y sonrió algo entristecido.
—Creo que es hora de que me marche— habló levantándose y cogiendo sus cosas bajo la mirada del menor— Si necesitas algo no olvides llamarme.
Y dicho aquello se fue, dejando a Horacio solo con sus pensamientos.
—Volkov, vuelve pronto— susurró triste.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se despertó notando el intrusivo aroma a café en sus fosas nasales. Gruñó de forma perezosa mientras se removía entre las sábanas, no quería levantarse, pero sabía que no iba a conseguir dormir de nuevo, a pesar de lo cómoda que era aquella cama. Se levantó sin pensárselo mucho más, y bajó a por algo de desayunar. Sabía que Conway se había ido a trabajar, asi que se paseó por el departamento como si fuera el suyo.
En cuanto llegó a la cocina, se sorprendió al encontrar una taza de café que aún echaba algo de humo, junto con una notita.
"A ver si despiertas de una puta vez, bella durmiente."