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~A lo largo del capítulo aparecerá este símbolo [¤¤¤] para que podáis reproducir la canción a corde con la escena~


El número al que llama no se encuentra disponible, por favor, inténtelo de nuevo más tarde.

Y tras eso, un pitido sonó, irritando aún más a Gustabo.

—¡Mierda!

Tiró el móvil encima de la cama y se dejó caer en el suelo, suspirando pesadamente. ¿Qué podía hacer? ¿Quizás llamar a otro alfa para que le ayudara?

No, no era lo mismo. Su omega no le estaba pidiendo un alfa cualquiera.

De nuevo, un tirón se hizo presente en su vientre, esta vez más fuerte que las anteriores, por lo que Gustabo solo se quedó en el suelo retorciéndose, sin importar que su cuerpo siguiera mojado de aquel baño tan inútil que se había dado.

Lo que no sabía era que a unos minutos de su casa se estaba llevando a cabo un tiroteo, en el que "su" alfa estaba siendo partícipe.

—Gregorio, ¿has localizado ya al puto tirador?— hablaba enfurecido por radio.

—Aún no, super, estoy en ello.

—Joder— murmuró para sí, más irritado de lo normal— Bien, Leónidas, te quiero cubriendo a Gregorio.

Escuchó una afirmación por parte de su agente y volvió a centrarse en aquel Badulaque. Todavía quedaban tres dentro, por lo que sabía que no podía entrar aún, así que continuó disparando hacia su interior, esperando a que alguno de aquellos atracadores asomaran la cabeza.

—Creo que tengo uno a tiro— habló Greco, el cual se encontraba al otro lado de la puerta. Tras un leve asentamiento de cabeza de Conway, el Comisario disparó— ¡Abatido!

—A la de tres— habló el mayor en posición de ataque— Una, dos, ¡tres!

Tanto él como Greco entraron en el establecimiento, seguidos de algún alumno, y consiguiendo acabar con los atracadores que quedaban.

—Ayúdales con el tirador— dijo Conway hacia Greco, mientras se agachaba para buscar los DNIs de aquellos hombres.

Al poco tiempo todos los asaltantes se encontraban siendo atendidos por un EMS y, a su vez, arrestados.

—Buen trabajo— hablo Conway por radio, sin quitar su seria actitud.

Un pequeño dolor en el pecho le hizo pararse en medio de la calle. También su agrio humor durante aquellas últimas horas le hacía pensar que algo iba mal.

"Gustabo" pensó.

Se subió a su patrulla y puso rumbo a Comisaría, saltándose algún que otro semáforo de camino. En cuanto aparcó el coche y bajó de él, aceleró el paso para llegar cuanto antes a su despacho y recoger sus cosas. Observó su móvil encima de la mesa, y una extraña ansiedad le inundó el pecho al ver una llamada perdida de Gustabo.

Con toda la rapidez que le fue posible, desbloqueó el aparato y marcó el número de aquel omega mientras salía por la puerta, sintiendo su impaciencia crecer con cada pitido.

Al fin, los pitidos dejaron de sonar, para dar paso a una respiración entrecortada.

—¿Gustabo?— preguntó subiéndose al coche sin recibir respuesta— Gustabo, responde.

—N-necesito que vengas— dijo tras unos segundos.

—Estoy de camino.

—Estoy de camino

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¿𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂? 𝟏𝟎-𝟒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora