Gustabo no podía dormir, en su lugar, se revolvía en cama tratando de controlar el celo. El efecto del somnífero había sido insuficiente para él. Era cierto que había sido capaz de dormir un par de horas, sin embargo, sus síntomas eran mucho más fuertes, lo cual achacaba a que hubiese un alfa en su casa.
Su olfato, más sensible en aquel momento, no dejaba de captar el aroma a café de Conway, pidiendo cada vez por más.
—Joder Gustabo, duérmete— se decía a sí mismo.
Pero, evidentemente, aquello no funcionaba. Antes de perder la cordura casi por completo, pensó en que, tal vez, si se tomaba otro somnífero, este se le uniría al efecto del anterior, aunque también era consciente de que en cuanto abriese la puerta, el aroma de Conway le azotaría con más fuerza.
—Esto va a salir mal.
Tras decirse aquello, se levantó temblando, pues ni él estaba seguro de querer salir de la habitación, pero sabía que o era eso, o seguir retorciéndose en cama.
Abrió la puerta con mucha delicadeza para no hacer ruido y, al haberla abierto lo suficiente como para poder salir, sus piernas temblaron el doble al respirar el aroma a café de forma más intensa. Sin embargo, no volvió atrás, aunque ya no tenía claro de si era porque quería tomarse la pastilla o por el propio Conway.
Caminó un par de pasos hasta detenerse. Si seguía andando llegaría a la cocina y podría tomarse el somnífero, pero, justo a unos metros de él, el alfa dormía en el sofá con el ceño algo fruncido. Gustabo se fijó en su ropa, era la primera vez que no le veía en traje. Se había puesto unos pantalones flojos negros y llevaba una camiseta blanca que, desgraciadamente para el rubio, se le había levantado un poco, dejando ver parte del trabajado abdomen del mayor.
"Sigue caminando, Gustabo, no te pares" se repetía una y otra vez en su mente, sin embargo no se movía.
Tras unos segundos teniendo un debate interno entre la razón y el instinto, decidió acercarse al alfa, para observar mejor su rostro ahora que dormía. O esa era la excusa. Al llegar a los pies del hombre, su aroma le llamó de nuevo. Era tan intenso para el pobre omega en celo que se le hacía la boca agua.
—A la mierda— murmuró.
Se puso de rodillas en el sofá justo donde empezaban las piernas del mayor, para comenzar a arrastrarse hacia él. En el momento en el que sus rodillas estaban a ambos lados de sus caderas, se sentó encima y se acercó a su cuello, respirando profundamente en él.
Este acto comenzó a despertar a Conway, quien, algo confuso, llevó sus manos insistivamente a las caderas del menor.
—Gustabo— murmuró al darse cuenta de la situación. Este se incorporó para mirarle, todavía sentado encima suya— ¿No te ha hecho efecto?— preguntó refiriéndose a la pastilla.
—Apenas— respondió en un susurro.
Ambos se quedaron quietos, con las manos del alfa todavía sobre las caderas del menor. En el fondo ambos sabían que aquella escena iba a pasar, aunque Conway contaba con que el somnífero hiciera más efecto sobre el rubio.
—Conway— volvió a hablar Gustabo— Esta vez una ducha no va a servir de nada.
El alfa se mantuvo en silencio ante aquellas palabras, silencio que solo se rompió en cuanto Gustabo volvió a acercarse a su cuello para dejar un par de besos húmedos y murmurar en su oído.
—Por favor.
Entonces Conway decidió cesar por fin aquella lucha que tenía consigo mismo y subió sus manos hacia la espalda del menor, metiéndolas por dentro de su camiseta como gesto afirmativo hacia este. Gustabo suspiró aún en su oído al saber que por fin iba a pasar, y volvió a besar el cuello del alfa, notando su aroma volviéndose más intenso, aunque esta vez no era por la sensibilidad el omega.
Comenzó a moverse sutilmente sobre el mayor, temiendo que, como la última vez, se echara para atrás y volviese a humillarle, pero aún así estaba decidido. Llevó una de sus manos al torso de Conway, metiéndola por debajo de su camiseta para poder sentir su trabajado abdomen, notando a su vez cómo la temperatura iba aumentando en ambos cuerpos. Sus movimientos dejaron de ser tan sutiles al ver que el alfa volvía a bajar sus manos a su trasero, apretándolo en sus manos y, al mismo tiempo, contra él para que la fricción fuera mayor.
Gustabo notaba cómo su entrada comenzaba a lubricarse, y cómo buscaba cada vez más el roce de las manos del alfa sobre aquella zona. La ropa comenzaba a estorbarle, tanto la suya como la del hombre que tenía debajo, por lo que llevó sus manos al borde de la camiseta del mayor y comenzó a quitársela, sorprendiéndose para bien cuando el propio Conway le ayudó en aquella tarea, librándose rápido de la prenda y volviendo a centrarse en su cuerpo.
Dejó de lamer su cuello para comenzar a bajar hacia sus clavículas, sabiendo que aquello le estaba gustando al alfa por el aroma que desprendía. Aún así el mayor se lo hizo saber apretándole descaradamente el culo y acercándose cada vez más a la zona más húmeda del omega, consiguiendo un gemido por parte del rubio. Gustabo entonces decidió dejar de explorar el cuerpo del alfa para empezar a bajar su mano hacia la entrepierna del hombre, hasta notar el enorme bulto por encima de los pantalones y consiguiendo un pequeño suspiro del alfa.
Entonces, sin previo aviso, Conway se incorporó, uniendo aún más sus cuerpos. A pesar de que Gustabo evitaba pensarlo, aquella escena le recordaba a la de la última vez, y un pinchazo se hizo presente al pensar que aquel hombre pudiera hacer lo mismo llegados a aquel punto. Le observó a los ojos para posteriormente dirigir su mirada a los labios del mayor, pero, justo antes de lanzarse, notó la mano del alfa en su cuello, apretándolo levemente.
—Ahora me toca a mi.

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¿𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂? 𝟏𝟎-𝟒
أدب الهواة¿Podían entrar dos omegas al Cuerpo Nacional de Policía? La respuesta era clara, no. Pero, ¿y si nadie se enteraba? "-Eres...¿omega?" "- 10-4" _______________________________________________ •Omegaverse [alfa x omega]. •Personajes del roleplay, no l...