Gustabo se despertó con un fuerte dolor de cabeza producto de todo el alcohol consumido la noche anterior.
Por suerte o por desgracia, se acordaba de todo lo que había hecho, incluida su interacción con el alfa. Había echado a correr lejos del coche de su jefe mientras el calor le recorría todo el cuerpo, siendo consciente de que su aroma empezaba a delatarle. Al entrar al edificio, se dejó caer sobre la puerta, soltando un largo suspiro y con él, la tensión de aquel momento.
—O te levantas ya o llegaremos tarde— le gritó Horacio al oído, haciendo que abriera definitivamente los ojos y que el dolor se incrementase.
—¡Puerco! ¿No ves que estoy de resaca?— se quejó el rubio de vuelta.
—Pues más te vale que se te pase. No podemos cometer fallos en nuestro primer día.
Tenía razón, debían demostrar que valían para ser policías.
Se levantó de la cama y, tras tomarse un ibuprofeno, se dió una rápida ducha para posteriormente desayunar con su hermano. En cuanto terminaron, se tomaron los supresores y salieron de casa en dirección a la comisaría.
—Estoy nervioso Gustabo— decía el de cresta mientras jugaba nervioso con sus dedos.
—Tranquilo— respondió alargando las sílabas, para luego elevar más el tono sin quitar la vista de la carretera— ¡¿Qué hacemos con los problemas, Horacio?!
—Nos los comemos— murmuró el omega tímidamente.
—¡No te escucho Horacio!
—¡Los problemas me los como, Gustabo!— gritó esta vez— ¡Me los como!
—¡Ese es mi niño!— dijo el rubio mientras aparcaba el coche— Pues a comer, que ya hemos llegado.
Bajaron y se dirigieron a la entrada con la cabeza bien alta. En recepción se encontraban los comisarios Greco y Volkov hablando, esperando a que llegaran los alumnos para instruírles, cuando de pronto, vieron a los dos "alfas" entrar a puñetazos.
—Toma, de regalo— dijo Gustabo mientras pegaba a Horacio y luego echaba a correr, todo eso sin parar de reír.
—¡Perro, vuelve aquí!
—¿Pero qué están haciendo?— habló un muy alterado Volkov.
—Nada comisario, quitarnos los nervios del cuerpo— decía el rubio.
—¿Disculpe? ¿A ustedes les parece normal entrar a hostia limpia a la comisaria, siendo parte del cuerpo?
—Déjales Volkov, parece que estaban calentando— rió Greco.
Más alumnos empezaron a llegar, hasta que la recepción estuvo llena de alfas, y algún que otro beta, novatos. Tras la orden de Volkov, se dirigieron todos a los vestuarios para ponerse los uniformes y empezar así el servicio.
—Bien muñecas— la grave voz del superintendente se hizo presente en aquella sala, consiguiendo así el silencio de todos— En fila.
Los alumnos obedecieron de inmediato las órdenes del superior, algunos con más miedo que otros, mientras los comisarios se posicionaban a cada lado suya.
—Quiero aquí a toda la malla— habló autoritario por radio. En seguida llegaron más policías a la sala— Hoy toca hacer de niñeras, mariconettis, así que patrullaremos en binomio. Asignaos un alumno para instruírle.
El movimiento empezó en aquel lugar, por lo que Horacio caminó de forma rápida hacia Volkov, el cual observaba divertido aquel caos, y es que, visto desde fuera, ver a los alumnos tan nerviosos corriendo de un lado a otro resultaba gracioso.
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¿𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂? 𝟏𝟎-𝟒
Fanfiction¿Podían entrar dos omegas al Cuerpo Nacional de Policía? La respuesta era clara, no. Pero, ¿y si nadie se enteraba? "-Eres...¿omega?" "- 10-4" _______________________________________________ •Omegaverse [alfa x omega]. •Personajes del roleplay, no l...