Conway conducía lo más cerca posible al coche que tenían en frente. Iban a gran velocidad, pero tenía demasiada experiencia en aquel campo como para cometer algún error. Aún así, siempre se le hacían aburridas las persecuciones, habría preferido que aquellos atracadores hubiesen roto negociaciones.
—Giran a la izquierda— habló Volkov a su lado para comunicárselo a sus compañeros por radio.
Conway frunció aún más el ceño. Por lo que estaba viendo, aquella gente conducía bien, pero sabía que tarde o temprado se acabarían estrellando, aunque la impaciencia le estaba empezando a pasar factura.
—Entramos en la autopista— volvio a decir el ruso. Tras hacerlo, silenció la radio para dirigirse a Conway— ¿Cree que habrá bloqueo?
—Puede ser— respondió concentrado— Estad atentos, y en cuanto no haya más civiles disparadle a las ruedas— dijo esta vez por radio.
El alfa a su lado comenzó a preparar su arma, listo para el momento oportuno. Había demasiados vehículos por aquella autopista, así que debía ser rápido. Conway observó bien delante del vehículo de los atracadores. Iban a meterse en un túnel, el lugar idóneo para un bloqueo.
—Seguramente tengan un bloqueo al otro lado del túnel— mencionó al ver que en la entrada de este no había ningún vehículo sospechoso— En cuanto entre dispara.
—10-4.
El ruso bajó la ventanilla del patrulla para apuntar con el arma. Se mantuvo sereno los segundos en los que se acercaban al túnel, sabiendo que tenía que estar tranquilo a la hora de disparar. Quitó el seguro del arma en cuanto los atracadores comenzaron a adentrarse al lugar.
—¿Pero qué...?— escuchó decir a alguien por radio, pero no le prestó atención al estar apuntando a una de las ruedas— ¡Cuidado!
Aquel grito le descentró, sobre todo al escuchar el motor de otro vehículo a su derecha. Al girar la cabeza, apenas le dio tiempo de ver un coche dirigirse directamente hacia ellos. Conway, al darse cuenta de lo que estaba pasando, intentó girar para esquivarlo, pero era demasiado tarde. El vehículo impactó contra ellos, sacándolos al momento de la carretera y haciéndoles dar un par de vueltas de campana. Ambos alfas se agarraron como pudieron, pero los golpes dentro de aquel habitáculo eran inevitables.
—¡Superintendente, Comisario!— se escuchó por radio.
El patrulla paró por fin de dar vueltas, quedando boca abajo en medio de la carretera.
—Agh— se quejó Conway tratando de soltar el cinturón que en aquellos momentos le estaba oprimiendo— Volkov, ¿estas bien?— preguntó, pero no recibió respuesta. Se giró para encontrarse al alfa inconsciente, con los brazos colgando debido a la gravedad, y un líquido rojo cayendo por ellos— ¡Volkov!
Consiguió quitarse el cinturón, cayendo inevitablemente sobre el techo del volcado coche. Comenzó a golpear la puerta para poder salir, hasta que, tras la cuarta patada, consiguió arrancarla, saliendo del vehículo con rapidez. Notaba su cuerpo demasiado adolorido, pero la adrenalina le ayudaba a que aquello no fuera tan insoportable.
Mientras se acercaba a la puerta del copiloto, vio a algunos de sus compañeros correr en su dirección. Sin esperar a que llegaran, abrió la puerta y trató de desabrocharle el cinturón al ruso mientras lo agarraba para que no cayera al hacerlo. Lo agarró con cuidado por el torso y le arrastró fuera del destrozado patrulla, para tumbarle en el asfalto y comenzar a tomarle el pulso.
—¿Está bien? Ya hemos llamado a los EMS— escuchó decir a un alumno con un marcado acento francés.
—Tiene pulso— respondió mientras comenzaba a revisar sus heridas.
—Hemos conseguido detener al hombre que conducía el vehículo.
—Llevadlo a Comisaría, yo me encargaré de él cuando llegue.
Escuchó el sonido de una ambulancia acercarse, pero aquello no disminuía su preocupación.
—Vamos Volkov, aguanta— murmuró.
Los EMS empezaron a llegar, acercándose a los dos heridos. El ruso se había llevado la peor parte, pero Conway no era para menos. Sabiendo que el Superintendente de la ciudad no iba a separarse del alfa, cargaron al de pelo blanco en una camilla y lo subieron a la ambulancia, seguido de Conway.
—Mas os vale pisarle a fondo— soltó el mayor sin apartar la vista del ruso.
Y así hicieron, de forma que en apenas unos minutos ya se encontraban en el hospital.
Trasladaron a Volkov a una de las salas, con algo de dificultad, pues Conway se negaba a dejarlo solo.
—Primero debemos atenderle, y en cuanto terminemos podrá verle— decía una de las enfermeras.
El pelinegro acabó aceptando a regañadientes, dejándose guiar hasta otra sala en la que le mandaron sentarse en una de las camillas. Se acercó una enfermera joven que el alfa pudo reconocer como beta, la cual temblaba como un flan bajo su imponente mirada.
Localizó sus heridas y comenzó a curarlas con cuidado, pero con rapidez.
—Tenemos que hacerle unas radiografías, Superintendente.
—Que sea rápido— habló cortante. Quería acabar cuanto antes para saber el estado de su compañero.
Aquella mujer le llevó a otra sala en cuanto terminó su tarea, en donde se encontraban dos personas más.
—Buenas, Superintendente— habló uno de ellos— Túmbese aquí.
El alfa obedeció y esperó a que terminaran de hacer su trabajo, el cual fue más rápido de lo que pensaba. En cuanto acabaron, se fueron a otra sala cercana y dejaron al alfa solo durante un par de minutos, debían cerciorarse de que las radiografías habían salido bien.
El alfa esperaba impaciente a que llegaran aún sentado en la camilla, hasta que escuchó la puerta volver a abrirse.
—No hace falta repetirlas— habló la misma persona de antes— Necesito que espere fuera a que le demos los resultados.
—Me importan una mierda— respondió levantándose de la silla y dirigiéndose a la puerta de salida.
—Pero...— Conway cerró la puerta antes de que pudiera decir nada más.
Caminó hasta la recepción en donde, por suerte, pudo encontrarse a un beta.
—Víktor Volkov— habló al llegar, desconcertando al hombre— Accidente de coche, ¿en qué sala está?
—Lo siento pero no puedo facilitarle esa infor...
El beta pegó un salto al ver a Conway dando un fuerte golpe en la mesa.
—¡¿Dónde está?!— gritó, llamando la atención de los que estaban ahí.
El recepcionista comenzó a temblar sin saber qué decir. ¿Debía seguir las órdenes de sus superiores o las del Superintendente?
—¿Qué esta pasando?
El beta suspiró al escuchar aquello, se había librado por los pelos. Conway se giró a ver al dueño de la voz, y su furia no hizo más que aumentar. Su primer pensamiento fue golpearle, pero tenía que mantener un mínimo las formas, no podía montar una pelea en el mismísimo hospital.
Se acercó amenazante, ignorando totalmente al recepcionista, y le sujetó por el cuello de la camisa en cuanto estuvo a pocos centímetros.
—¡Llamad a alguien!— gritó el recepcionista alterado al pensar en una pelea entre alfas.
—Tranquilo, Joseph— calmó el otro hombre— No pasa nada.
—Llévame con Volkov— dijo en un tono bajo y amenazador— Y luego tú y yo tendremos una pequeña charla, Claudio.

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¿𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂? 𝟏𝟎-𝟒
Fanfic¿Podían entrar dos omegas al Cuerpo Nacional de Policía? La respuesta era clara, no. Pero, ¿y si nadie se enteraba? "-Eres...¿omega?" "- 10-4" _______________________________________________ •Omegaverse [alfa x omega]. •Personajes del roleplay, no l...